Cómo está el Racing de Santander contra el que juega el Real Zaragoza

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Este sábado se juega algo más que un partido en El Sardinero. Racing de Santander y Real Zaragoza vuelven a encontrarse en un duelo que, más allá de la clasificación, evoca tiempos mejores. Porque ambos equipos saben lo que es medirse en Primera División. Porque esto huele a fútbol con historia.

Admitámoslo: el Racing es, ahora mismo, mejor equipo que nosotros. Juegan mejor, tienen más solidez defensiva, más claridad ofensiva, y lo más preocupante: se conocen y creen en su plan. Pero el año pasado también lo eran, y sin embargo, nos llevamos los tres puntos en un partido que nos salvó del abismo.

Y es que este Racing me gusta. Lo elogié el año pasado, incluso cuando no les acompañaban los resultados, y este curso han dado ese pasito más. No solo son bonitos: ahora también son buenos. Han dejado el artificio para convertirse en un equipo eficaz, contundente en áreas. Y eso, en Segunda División, vale oro.

Su línea de tres cuartos es, probablemente, la más talentosa de la categoría. Andrés Martín, Íñigo Vicente, Arana… Si les dejas combinar ahí, te hacen un traje. La clave para frenarles está en su punto débil: la espalda de los laterales. Ahí podemos hacer daño. Pero claro, siempre que no cometamos los errores habituales.

El Zaragoza puede ganar. Por supuesto. Pero para hacerlo no puede jugar de tú a tú. Si vamos a intercambiar golpes, nos llevamos tres o cuatro. Tenemos que jugar nuestro partido. Bloques juntos. Intensidad sin balón. Cortar la circulación si hace falta. Faltas tácticas, interrupciones, que no encuentren ritmo.

Y cuando recuperemos, velocidad. Espacios. Transiciones. Echamos de menos un perfil como el de Iván Azón, que nos permita estirar al equipo. Dixo puede ser útil. Pero Dani Gómez, por ejemplo, necesita asociarse, no correr al espacio.

Ganar en El Sardinero es difícil. Pero no imposible. Eso sí, solo si jugamos nuestro partido. Y no el suyo.