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El aragonesismo social se manifiesta en defensa de la identidad

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Este 23 de abril de 2024 diversas asociaciones, fundaciones y entidades sociales se han manifestado en Zaragoza en defensa de la identidad aragonesa. El acto final se ha realizado en torno  al Monumento al
Justiciazgo en la Plaza Aragón, con un Homenaje a la Bandera y la
lectura de un Manifiesto, a cargo de Olga Aguirre , Julia Cortés y
Leyre Valero. Las entidades participantes han sido Alazetal, Estado Aragonés, CUT, Renaxer, Aragón Despierta, OSTA, ISTA,
Fundación Gaspar Torrente, Partido Carlista de Aragón, Rolde de Estudios
Aragoneses y Chunta Aragonesista.

Durante el acto se ha leido el siguiente manifiesto:

Los aquí presentes, en representación de organizaciones diversas y sin embargo unidas
en la defensa de los intereses de nuestra tierra, nos reunimos nuevamente este 23 de abril
para celebrar el Día Nacional de Aragón. Un 23 de abril en el que recordamos nuestra
profunda identidad como pueblo, nacida de nuestros antiguos fueros, el Justicia, los
grandes juristas, la concordia, el pacto…


No queremos dejar pasar este día sin reivindicar que se reconozcan nuestros derechos
históricos y libertades, tantas veces negados por el españolismo centralista, puesto que no
es posible ningún cambio estructural sin que estos permanezcan en primer plano.
Una celebración la nuestra que no debe limitarse a un solo día: ahora más que nunca,
todos los días debemos reivindicarnos como nación aragonesa; no podemos olvidar
nuestra identidad de pueblo milenario.


Porque ahora más que nunca debemos defendernos de los ataques que pretenden volver
a un Estado español centralista. Las fuerzas políticas de extrema derecha -de derecha e
incluso de supuesta izquierda- quieren acabar con las identidades propias, con la
diversidad que ha sabido convivir durante siglos de historia común.
Debemos estar en constante alerta, en modo de defensa, no podemos bajar la guardia
porque quieren hacernos retroceder en derechos conquistados con mucho esfuerzo y
sacrificio.


Tenemos un gobierno de Aragón que niega la violencia machista, que ataca al feminismo,
que promueve el odio y la xenofobia a las personas migrantes, que ataca los derechos de
las personas LGTBI, que quiere destruir nuestra identidad propia aragonesa, que niega
las lenguas que se hablan en Aragón y quieren evitar que se escriba la historia real de la
memoria democrática, porque para ellos solo vale el discurso franquista que se construyó
en los cuarenta años de dictadura.


El pasado 20 de noviembre quedó derogada la ley de memoria democrática, lo hicieron
con saña añadida, haciéndolo coincidir con la fecha de la muerte del dictador. Todas y
todos los aquí presentes sin excepción, creemos firmemente en que es una ley que fue
creada para cerrar definitivamente heridas abiertas y que permanecieran curadas para
siempre, nunca como el instrumento de confrontación que algunos malintencionadamente
han querido ver. Como dice su preámbulo, “Construir la memoria democrática a partir del recuerdo del pasado y del más riguroso
conocimiento histórico es el modo más firme de alimentar nuestra democracia de los principios éticos y morales que la fortalecerán frente a los discursos de la exclusión y la intolerancia, de asegurar en definitiva nuestro futuro de convivencia y paz. Es imprescindible, en ese sentido, recordar y homenajear las vidas y las experiencias de aquellas personas que se esforzaron por conseguir y defender en Aragón un régimen democrático”.
Miles de aragoneses y aragonesas lucharon por un mundo más libre y no podemos dejar
que vuelvan a ser olvidados en las cunetas. Porque su dignidad y el sentido de su lucha
de antaño han de inspirarnos ante los desafíos del presente.


Desafíos como el de que todos los avances que se han logrado durante años y, sobre todo,
en los últimos años, para defender nuestras lenguas propias, se los han cargado de un
plumazo. Les dan igual las leyes: el Presidente del Gobierno de Aragón ha decidido que
aquí solo se habla castellano; el catalán y el aragonés no existen.


Este es un ataque que no podemos dejar pasar. Nos vuelven a mandar a las trincheras,
pero no vamos a dejar que nos venzan: debemos reforzarnos en todos los ámbitos, en
nuestras organizaciones y apoyando a todas las organizaciones que defienden nuestras
lenguas.


Pero también tenemos que defender nuestros derechos sociales y laborales, defender la
calidad de los servicios públicos para conseguir paulatinamente, un cambio de modelo,
en el que los aragoneses y aragonesas podamos decidir, por nosotros mismos, el modelo
político, social y económico que deseamos.


Tenemos que movilizarnos para conseguir una Carta de derechos sociales para Aragón,
que suponga un nuevo modelo social y económico para nuestro territorio, en el que esté
encuadrado un Marco Aragonés Propio de relaciones laborales y sociales.


Hemos vivido durante estos meses y estamos viviendo hoy las justas protestas del campo
aragonés y los problemas sociales y ambientales que desafían la gestión de la
alimentación. Estas protestas están asociadas a un modelo económico que busca
beneficiar al dinero y no a la vida, en el que el pequeño agricultor y distribuidor son
grandes perjudicados así como también la permanencia de la población en el medio rural.
Que nos escuchen todos los oídos, que nadie caiga en el equívoco, porque a pesar de los
siglos de imposición y de asimilación españolista, conservamos intacta nuestra identidad
propia aragonesa, férreamente mantenida por quienes nos precedieron y por los que hoy
creemos en un Aragón mejor, le pese a quien le pese.


Las organizaciones que estamos aquí presentes y otras muchas que están dispersas por
todo el territorio aragonés, debemos redoblar los esfuerzos para mantener viva la llama
aragonesista.


Es imprescindible que esa identidad aragonesa propia, este sentirse e identificarse con el
territorio y sus gentes, se transmita y se inculque ya en la escuela y, por lo tanto, venga
reflejada en los materiales escolares. Es inadmisible que el último currículo aragonés haya
omitido las particularidades que conforman nuestra historia, nuestros paisajes, nuestra
cultura y economía, en definitiva, nuestro ser e identidad colectiva. Si no hacemos
hincapié en la correcta formación de nuestra ciudadanía, nuestra identidad se diluirá en la
todopoderosa hegemonía españolista.


Frente a tanto desafuero, este es el dilema: Aragón o sumisión. Y por ello exigimos que
se reconozcan nuestros derechos históricos y libertades, que se reconozca la soberanía
que reside en el pueblo aragonés

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