El Real Zaragoza no presentará, ante la RFEF, una queja oficial y formal por el arbitraje -calamitoso siendo generosos- de Ávalos Barrera este pasado viernes en el Carlos Belmonte.
En una decisión incomprensible, la entidad blanquilla estima que las declaraciones del presidente Lapetra a la televisión autonómica postpartido en las que expresaba su preocupación por el arbitraje sufrido son suficientes para mostrar el enojo del club aragonés.
Una decisión plana y sin contenido que demuestra que, desde las oficinas del Real Zaragoza, no se sabe defender a la institución.