María Seoane, Claudia Colmenares, María Zubiaurrey Paula Romero son las cuatro estudiantes de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza que han obtenido dos menciones, valoradas en 1 000 euros cada una, en el concurso nacional que organiza el Foro Universitario Cerámico Hispalyt, además de haber ganado también el Premio Local Escuela Zaragoza, dotado con 300 euros. La mención del premio local ha recaído en Jesús Jarauta Félix e Iván Blasco Andrés, también alumnos de la EINA.
El objetivo de este concurso es premiar a estudiantes y arquitectos recién titulados que realicen con talento el diseño de un proyecto, sobre una temática concreta que cambia cada curso y en el que los materiales cerámicos, como el ladrillo cara vista, suponen una parte importante del mismo. El objetivo de este concurso es que los futuros arquitectos tengan un mayor conocimiento de las prestaciones técnicas y de las posibilidades que los materiales cerámicos pueden aportar a su trabajo creativo, para que, entre otras cosas, con su ilusión, imaginación y talento, busquen soluciones cerámicas innovadoras, utilizando formatos ya existentes, o desarrollando nuevos sistemas y aplicaciones.
Este curso 2019-2020 la temática del Concurso de Proyectos del Foro Cerámico Hispalyt consistía en diseñar una Capilla en el Camino de Santiago (Carrecalzada, Palencia) con fachadas de ladrillo cara vista. Se proponía la realización de la capilla como lugar de reflexión del peregrino y un alto en el viaje interior del caminante. El proyecto se colocará en un pequeño promontorio vacío del paisaje mesetario de Castilla como un artefacto en diálogo con el entorno, un objeto land art a la manera de un catalizador de energía mística en Carrecalzada, próximo al Canal de Castilla y al arroyo Valdelauta.
El jurado, compuesto por arquitectos de prestigio, como José Ignacio Linazasoro, José Antonio Martínez Lapeña y Manuel Portaceli otorgaron la Primera Mención al proyecto de María Seoane Herce y Claudia Colmenares Casis, titulado «Atar Cauces», que como ellas mismas explican «eso es lo que intenta este proyecto de capilla en el Camino de Santiago: el del Canal de Castilla y el del propio Camino, un cauce de peregrinos, que discurre en paralelo a él. La intervención intenta mantenerlos unidos en un punto en el que parecen querer separarse debido a la voluntad del río de ganar terreno a la tierra (hecho observado durante la visita al lugar), generando así una notable tensión longitudinal. Una de las motivaciones de este proyecto es poner de manifiesto la histórica vinculación de las diferentes religiones y todo tipo de cuestiones trascendentes con el agua. Consideramos que son múltiples los motivos por los que los peregrinos deciden empezar a caminar, por ello, en este proyecto además de un lugar de reflexión para cristianos, existen otros para aquellos que practiquen otras religiones o incluso los que no se adscriban a ninguna: los escalones que desembocan en el agua del río, la zona que deja entrar al río situada al este de la intervención… En resumen, un proyecto que adopta la dirección del Camino que es también la del canal y que, por ello, y por su carácter simbólico, creemos interesante vincular». El jurado valoró la relación espacial entre las dos funciones (capilla y zona de servicio) y a su vez con el Camino y el Canal de Castilla, además de que todas las circulaciones se conectan en una construcción de dimensiones contenidas, pero respetándose mutuamente, además de valor la generación de un paisaje propio para cualificar el espacio de la capilla.
La Segunda Mención se otorgó a María Zubiaurre García y Paula Romero Muñoz por su proyecto «Identidad de Tierra de Campos», donde los mantos suaves y ondulantes de trigo y el escaso caudal de los arroyos que conviven con el canal, definen esos campos de Castilla ahora olvidados, donde los árboles desvelan la presencia del agua. El proyecto nace de la nostalgia, la evocación del lugar que en un pasado lo fue todo. Símbolo de toda esa riqueza eran los palomares, siluetas que aparecían en el paisaje, dándole al lugar esa identidad de tierra de campos. Arquitectura funcional cuyos muros concéntricos albergaban todos los secretos de la tradición constructiva. Ladrillo como material que define la continuidad del proyecto con la tierra e impregna la relación entre la capilla y el paisaje. Se plantea, a través del estudio de esos muros de ladrillo, generar un anillo que recoge el programa y filtra la luz, creando un espacio central mágico para la reflexión de los peregrinos. En su interior, una lámina de agua que refleja el cielo nombra al Canal de Castilla. Nos recibe una línea de agua, la fuente, procedente del canal, que nos hace acercarnos al muro y descubrir su masa. La inercia térmica propia de estos muros atempera el lugar. A continuación, un espacio donde el muro se aligera y se abre al paisaje para, posteriormente, mostrarnos ese lugar introspectivo contemplado por los árboles donde encontrarse con uno mismo. El jurado valoró la decisión en este proyecto de compactar todas las funciones en un volumen regular, casi simétrico, donde la orientación, incluyendo la de la quinta fachada, forman parte de un todo integrado mediante la construcción sencilla de muros a partir de un plataforma horizontal y una lámina de agua.
Además, en el curso 2019-2020 ha habido Premio Local en las siguientes Escuelas de Arquitectura: Barcelona La Salle, Barcelona-UPC, Alicante, Navarra, Zaragoza, Sevilla, Málaga, Madrid-CEU, Valencia-CEU y Valencia-UPV. En el caso de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de Zaragoza obtuvieron el Primer Premio exAequo los proyectos presentados por estas cuatro estudiantes, además de una mención al proyecto presentado por los estudiantes Jesús Jarauta e Iván Blasco.
Debido a la situación de alerta sanitaria causada por la Covid-19, el Foro Cerámico Hispalyt organizará la entrega de premios mediante videoconferencia.