El Real Zaragoza volvió a las andadas. Tras la ilusionante victoria en Miranda, el equipo de Gabi Fernández se presentó en el Ibercaja Estadio con la obligación de confirmar la reacción. Pero no fue así. En pleno Día del Pregón, con las gradas de nuevo entregadas, el conjunto blanquillo firmó un partido decepcionante, sin acierto y, lo que es peor, con una alarmante falta de ideas. El Córdoba se llevó los tres puntos gracias a un solitario gol en propia puerta de Yussif Saidu en el minuto 67, en una jugada que retrata el momento por el que atraviesa el equipo.
El primer tiempo fue un quiero y no puedo. El Zaragoza lo intentó con empuje, empujado por una afición fiel que acudió en masa en un día festivo para la ciudad. Las llegadas por banda derecha de Marcos Cuenca y Dani Tasende generaron cierto peligro. Dani Gómez rozó el gol en varias ocasiones, pero como viene siendo costumbre, la pólvora estaba mojada.
Por su parte, el Córdoba supo contener las embestidas iniciales con una defensa sólida y bien organizada. Jacobo González avisó con un par de remates lejanos, y Andrada, que venía de mantener la portería a cero en su debut, tuvo que emplearse a fondo en varias acciones. Con el empate sin goles se llegó al descanso.
En la segunda mitad, el Real Zaragoza perdió el control del partido y comenzaron a aflorar los nervios. En el minuto 67 llegó el desastre: un saque de esquina mal defendido terminó con un desafortunado remate en propia puerta de Saidu. Golpe letal.
Los cambios no surtieron efecto. Ni Samed Bazdar, ni Kenan Kodro, ni Mario Soberón encontraron soluciones. Tampoco Valery ni Pau Sans aportaron desequilibrio. El equipo terminó desordenado, con Akouokou expulsado en el 89 tras ver la segunda amarilla y con una grada harta de ver el mismo guión repetido.
El Córdoba fue práctico. Defendió con orden, ganó los duelos y gestionó mejor los minutos finales. Esteban Andrada vio la amarilla por protestar, Raúl Guti también por una entrada a destiempo… síntoma del caos y de la frustración.
La afición no falla, pero el equipo sí
El zaragocismo no entiende cómo se puede tirar por tierra una oportunidad como esta. En casa, con todo a favor, y después de una victoria fuera, no se puede dar una imagen tan pobre. Gabi Fernández tiene muchas preguntas por responder, y la afición, una vez más, se va del estadio cabizbaja.
Los blanquillos siguen sin carburar en casa y se alejan de los puestos de cabeza. Y lo más preocupante no es el resultado, sino la sensación de que el equipo no sabe a qué juega. El domingo había que dar un paso adelante. Y el Real Zaragoza volvió a retroceder.
