Por fin. La afición zaragocista pudo celebrar una victoria como local. En la jornada 14 de LaLiga Hypermotion, el Real Zaragoza venció por 1-0 a la SD Huesca en un encuentro marcado por la intensidad, el sufrimiento y el empuje de una grada que ansiaba este momento desde el inicio de temporada. Martín Aguirregabiria, con un golazo desde fuera del área en el minuto 12, firmó la acción decisiva de un partido que sirve como bálsamo para el conjunto de Rubén Sellés.
Un arranque eléctrico y el gol de la esperanza
El Zaragoza salió al césped del modular con una actitud agresiva y decidida. Desde el pitido inicial, los de Sellés se mostraron intensos, verticales y con hambre. En apenas 3 minutos ya habían forzado tres córners y generado hasta tres remates peligrosos, protagonizados por Kodro, Pomares y Raúl Guti. Esa insistencia encontró recompensa en el minuto 12, cuando Martín Aguirregabiria recogió un balón en la frontal y conectó un derechazo que se coló por la escuadra derecha, imposible para Álvaro Fernández. El tanto desató la euforia entre los zaragocistas, que veían por fin el premio a un inicio arrollador.
Mucho oficio y poco fútbol tras el gol
Tras el 1-0, el Real Zaragoza optó por bajar el ritmo y ceder algo de terreno a la SD Huesca, que comenzó a crecer con el paso de los minutos. Los oscenses se aproximaron con remates de Daniel Luna, Carrillo y Portillo, pero se toparon con un Andrada muy seguro bajo palos y una zaga que supo sufrir. En la segunda mitad, el guion fue similar: el Zaragoza aguantó las embestidas oscenses, defendió con orden y trató de salir a la contra, sin demasiado acierto. El sufrimiento se alargó hasta el final, con una expulsión de Radovanovic en el 89′ que obligó a resistir en inferioridad numérica durante los más de 6 minutos de añadido.
Un triunfo que vale más que tres puntos
La victoria no solo rompe una racha de 13 jornadas sin ganar en casa. También devuelve la confianza a un equipo que necesitaba imperiosamente reencontrarse con la victoria para no descolgarse en la clasificación. Este triunfo, además, llega en un derbi aragonés, lo que aporta un valor simbólico aún mayor para una afición que no dejó de alentar desde la grada del estadio provisional. El Real Zaragoza sigue último con 9 puntos, pero por fin mira hacia arriba con algo más de optimismo.
Sellés, que vivió el partido con mucha tensión desde el banquillo, hizo hasta seis cambios en la segunda parte para mantener la intensidad y contener a un Huesca que no encontró el camino al gol. El equipo mostró, por momentos, la competitividad que había perdido en anteriores jornadas y se llevó un premio merecido.
