La Federación de Empresarios del Metal de Zaragoza (FEMZ) ha mantenido una nueva
reunión de su Comité Ejecutivo en la que los empresarios han vuelto a expresar su
preocupación por la falta de materias primas. Los cuellos de botella, los problemas de
producción o la incapacidad para hacer frente a los pedidos están provocando una oleada de paradas intermitentes en la industria, e incluso de ERTEs, que se extienden a toda la cadena de proveedores.
El impacto sobre los costes de producción por el desabastecimiento de materias primas como acero, aluminio, madera, plásticos o cobre; la falta de suministros como microchips, o componentes electrónicos; y el incremento de los precios son innegables y difícil de eludir por las empresas.
La situación viene alargándose más de lo esperado y podemos hablar de un problema
estructural, no coyuntural, pues se prevé que la falta de ciertos metales pueda normalizarse a comienzos de 2022, pero el resto de las materias no hay previsión de solución hasta 2023.
El sector pronostica meses muy duros y asegura que la subida de costes repercutirá en los precios de los productos y, por lo tanto, condicionará la recuperación de la economía.
La organización empresarial considera que, viendo la repercusión en el resto de Europa, (el Instituto de Investigación Económica alemán ha recortado las previsiones de crecimiento ante el descenso de la producción industrial por los problemas de distribución) esta situación debería estar ya sobre la mesa de dirigentes autonómicos, nacionales y europeos para tratar de buscar una solución.
Por otro lado, FEMZ vuelve a denunciar las consecuencias del coste de la energía para la competitividad de las empresas. La organización ha comenzado a recibir llamadas de preocupación de empresas aragonesas que se encuentran en el mercado libre y cuyas compañías eléctricas comienzan a advertir de un posible incremento en sus facturas, pese a tener contratos establecidos.