Un equipo de investigadores ha descrito una nueva especie de carnívoro, Ammitocyon kainos, perteneciente a la familia de los anficiónidos, popularmente conocidos como ‘perros-oso’, que vivió hace unos 9 millones de años y se caracteriza por la longitud y robustez de su mentón y hocico.
La revista Journal of Systematic Palaeontology publica este estudio, que se ha realizado a partir de las restoscraneodentales de tres ejemplares excavados en el yacimiento de Batallones-3 (Madrid), en el que ha participado Alberto Valenciano, paleontólogo del Programa “Juan de la Cierva” en el Instituto de Investigación de Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) de la Universidad de Zaragoza, del
Institut Català de Paleontología Miquel Crusafont (ICP), el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la Universidad de Alcalá (UAH).
Los fósiles que han permitido describir la nueva especie fueron hallados entre el año 2008 y 2011 e inicialmente asignados al género Thaumastocyon, pero los análisis posteriores y detallados de su dentición han revelado que realmente pertenecen a una especie nueva para la ciencia, desconocida previamente.
Ammitocyon kainos se caracteriza por la longitud y robustez de su mentón y hocico, así como de los incisivos y caninos que contrastan con la ausencia de los primeros premolares y últimos molares. Además, presentaba unas muelas carniceras muy desarrolladas, con grandes superficies cortantes, y unos molares masticadores relativamente pequeños. Ambas características se consideran como adaptaciones al hipercarnivorismo (condición que se da cuando más del 70% de la dieta de un animal se basa en la carne), y no están presentes en ninguna especie actual de carnívoro.
Los estudios biomecánicos realizados sobre su mordedura muestran que las distintas áreas de la mandíbula cumplían funciones diferentes. Mientras que la zona más anterior les servía para agarrar a la presa y arrancar pedazos grandes de carne realizando movimientos bruscos laterales, la parte más posterior se utilizaba casi como una guillotina, que cortarían esta carne en pedazos más pequeños. “¡Su boca es como una navaja suiza!”, describe Juan Abella, investigador del ICP y coautor del estudio.
Asimismo, la combinación de las características del aparato masticador con las de su esqueleto no se había observado anteriormente y revela unas adaptaciones ecológicas únicas. Sus patas delanteras y traseras eran robustas y fuertes, sus manos y pies muy cortos, y el equipo investigador estima que Ammitocyon kainos pesaba más de 230 kg.