El Gobierno de Aragón ha impulsado la planta de biogás de Zaidín, gestionada por Griñó Ecologic. La instalación, que tratará 205.000 toneladas de purines y otros residuos agroalimentarios al año, fue inaugurada oficialmente por el consejero de Medio Ambiente y Turismo, Manuel Blasco.
Durante la visita, Blasco estuvo acompañado por el presidente ejecutivo de Griñó, Joan Griñó, y otros representantes del sector. La planta, que comenzó a operar en marzo, supuso una inversión de 11 millones de euros y se terminó en 2017. En 2019, Griñó Ecològic ganó la concesión para su explotación.
El objetivo principal de la planta es gestionar el excedente de purín porcino y estiércoles de la zona. Estos residuos no pueden utilizarse directamente como abono debido a su impacto ambiental. Mediante procesos de biodigestión y desnitrificación, la planta transforma los residuos en biogás, energía eléctrica y subproductos agrícolas.
La planta tiene una capacidad de generación de biogás de más de 2 millones de metros cúbicos al año, lo que se traduce en energía térmica y eléctrica. Parte de esta energía se utiliza para el autoconsumo de la planta y el resto se destina a la red eléctrica.
El proceso incluye la separación de fases sólido-líquido, la digestión anaerobia para generar biogás, y un tratamiento biológico que reduce el nitrógeno amoniacal. Los productos finales incluyen fertilizantes sólidos y líquidos, además de energía renovable y calor aprovechable.
Esta planta forma parte de un proyecto más amplio que incluye otras tres instalaciones en Capella, Valderrobres y Peñarroya de Tastavins, todas destinadas a mitigar el impacto ambiental del purín generado por la industria ganadera de Aragón, una de las más grandes de España con 10 millones de cabezas de porcino.