Según el informe de la Fundación Basilio Paraíso e Ibercaja el PIB aragonés creció un 1,7%, frente al 2% de España, manteniéndose entre las regiones con mayor renta por habitante y menor desempleo
El IEA de 2019 refleja hasta dónde ha conseguido llegar la economía aragonesa en la recuperación tras la crisis de 2008, y se convierte en referencia con la que comparar el impacto causado por la pandemia de la COVID 19
La economía aragonesa continuó creciendo en 2019, aunque a menor ritmo que el año anterior (un 1,7% frente al 3% de 2018) y por debajo de la media del país, que fue del 2% (2,5% en 2018). Esta cifra la sitúa en el noveno puesto en el ranking de Comunidades autónomas por detrás de Navarra, Madrid, Murcia, Valencia, Andalucía, País Vasco, Canarias y Cataluña.
Aunque no ha sido muy alto, ese ritmo de crecimiento económico ha permitido que Aragón se mantenga entre las regiones con mayor renta por habitante de España. El número de parados descendió un 4,1% al pasar, en promedio, de 68.300 en 2018 a 65.500 en 2019, convirtiendo a Aragón en la cuarta comunidad con menor tasa de paro (10,03%), solo superada por Navarra, País Vasco y La Rioja.
Este análisis se recoge en el último Informe Económico de Aragón, editado por la Fundación Basilio Paraíso de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Zaragoza e Ibercaja, que han presentado en rueda de prensa José Miguel Sánchez, secretario de la Fundación Basilio Paraíso de la Cámara de Comercio de Zaragoza, y Marcos Sanso, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza.
La mayoría de los indicadores de la economía aragonesa fueron positivos en 2019, pero no tanto como en 2018. En concreto, se situaron por debajo de los nacionales y perdieron fuerza a medida que avanzaba el año. En cuanto a la demanda interna, cayó incluso la inversión tanto en construcción (-0,1%) como en bienes de equipo (-0,2%). Por el lado de la oferta, construcción fue el sector que mejor comportamiento tuvo, con un crecimiento del 3,5%, seguido de servicios, con un 2,3%.
El sector exterior aragonés proporcionó un superávit de casi dos mil millones de euros, lo que supuso una notable contribución al crecimiento. Las exportaciones crecieron en términos reales un 5,8% y las importaciones cayeron un 2%. El IPC acabó 2019 con una media anual del 0,7%, lejos del entorno del 2% de 2018. La trayectoria sigue siendo favorable en relación con los países del entorno europeo al continuar produciéndose un diferencial negativo que mejora la competitividad.
El contexto internacional dejó de contribuir tan positivamente como en los años anteriores a crear un clima favorable porque, aunque se mantuvo la situación de relativa estabilidad financiera y económica con tipos de interés todavía bajos y el comportamiento moderado aunque en valores elevados de los precios de materias primas, los incrementos de tipos por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos, el Brexit y la persistencia de Trump en su guerra comercial con China y la UE consiguieron afectar negativamente al contexto global.
UNA PERSPECTIVA NETAMENTE EMPRESARIAL
A lo largo de 160 páginas, el informe analiza los factores que conforman la realidad económica de la Comunidad Autónoma y presta, además, especial atención al tejido empresarial. De hecho, dedica cada año un apartado específico a presentar conjuntamente los resultados sobre rentabilidad y productividad de las compañías aragonesas que contribuye a proporcionar una perspectiva netamente empresarial al informe.
Como novedad, se añade un balance del comportamiento de la productividad y la rentabilidad durante el periodo 2006-2018, con el objetivo de que sirva para caracterizar el escenario previo al shock COVID-19.
Los datos obtenidos ponen de manifiesto que la rentabilidad promedio de Aragón supera en más de tres décimas la alcanzada en 2018, al llegar hasta el 3,79%. Aumenta sólo en Zaragoza, mientras disminuye casi dos puntos en Huesca y casi uno en Teruel. Por primera desde 2008 no existen sectores con rentabilidad negativa promedio de sus empresas en Aragón (solo quedaban construcción y actividades inmobiliarias, estrechamente vinculados con la crisis anterior). Sin embargo, se interrumpe en 2018 la mejora en la productividad promedio de Aragón que comenzó en 2014, perdiendo el nivel anterior a la crisis que había alcanzado en 2017.
El comienzo de una nueva crisis económica convierte a este estudio en un punto de referencia para certificar de qué forma han llegado las empresas de los distintos sectores económicos en su proceso de recuperación de la crisis anterior, y comparar con el impacto causado por la pandemia en 2020. Este año se ha registrado la paralización de la actividad en buena parte de la economía, tanto en la vertiente de la demanda como de la oferta, durante meses. La consecuencia ha sido una caída brutal en el PIB del 21,5% en el segundo trimestre del año, y los efectos que aún se están produciendo siguen siendo muy negativos para el normal desenvolvimiento económico.
En consecuencia, este informe quedará como la descripción de hasta dónde ha conseguido llegar la economía aragonesa tras la crisis de 2008 y será el referente con el que comparar las repercusiones económicas de la pandemia de la COVID-19.