Si no se tuerce la cosa, algo nunca desdeñable en el balompié profesional, Lalo Arantegui continuará en el Real Zaragoza en su puesto de director deportivo.
La renovación de su contrato, que vence el 30 de junio, era un secreto a voces por la excelente relación que vincula al aragonés con la cúpula rectora del club. Y también, porque no reconocerlo, por la excelente temporada que se vive, alejada de las zozobras de la pasada.
En su comparecencia de cierre de mercado invernal, Lalo ha manifestado que lleva «hablando bastantes semanas del tema» con el club y que la resolución «no se va a demorar mucho en el tiempo porque el acuerdo es sencillo y rápido. Yo no voy a ser ningún problema para el club porque soy de Zaragoza y soy zaragocista y mejor que aquí no voy a estar en ningún sitio». Más claro, agua.
Lalo aterrizó en el Real Zaragoza en el 2017 para sustituir a Narciso Juliá y desde entonces ha vivido dos buenas campañas… y una pésima.
En su haber hay que apuntar la construcción de un patrimonio que permite la venta de jugadores y que augura -tal vez- éxitos futuros.
Su continuidad también aparece avalada por las buenas decisiones en la ciudad deportiva que cristalizan en excelentes resultados deportivos.
Barba también seguirá, de su mano, como su mano derecha.
