El balance anual de siniestralidad vial en Aragón, presentado por la Dirección General de Tráfico (DGT), revela que 66 personas perdieron la vida en accidentes de tráfico en 2024, tres menos que en 2023. De estos fallecimientos, 55 ocurrieron en vías interurbanas y 11 en áreas urbanas. Además, se registraron 48 siniestros con víctimas mortales, dos menos que el año anterior.
José Antonio Mérida, jefe provincial de Tráfico de Zaragoza, ofreció los datos desde el Centro de Gestión del Tráfico de la capital aragonesa. Según Mérida, mientras las provincias de Huesca y Teruel lograron reducir el número de fallecidos en siete y dos respectivamente, Zaragoza registró un incremento de diez víctimas mortales en comparación con el año anterior.
Las vías convencionales fueron escenario del 67% de los accidentes mortales, mientras que el 33% restante tuvo lugar en carreteras de alta capacidad, como autovías y autopistas. Entre los puntos negros más destacados se encuentran la A-2, con siete fallecidos, la N-232, con seis, y la A-23, con cuatro.
Los meses con mayor número de víctimas coinciden con los periodos vacacionales, en los que se intensifica el tráfico. Agosto, con nueve fallecidos, y septiembre, con siete, fueron los meses más trágicos, seguidos de enero, mayo y junio, que registraron seis víctimas cada uno.
La DGT ha señalado que, pese a la leve mejora global en las cifras, el aumento de siniestralidad en la provincia de Zaragoza es preocupante y exige redoblar esfuerzos en materia de seguridad vial. La institución ha instado a la prudencia en la conducción, especialmente en las vías convencionales, donde ocurren la mayoría de los accidentes mortales, y ha insistido en la importancia del cumplimiento de las normas de tráfico y el mantenimiento de la atención al volante.
Aunque los datos reflejan una pequeña mejora respecto a 2023, la cifra de 66 fallecidos sigue siendo un recordatorio de los riesgos en las carreteras aragonesas y la necesidad de seguir trabajando para reducir la siniestralidad.