Rubén Sellés, noveno entrenador del Real Zaragoza con la nueva propiedad

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El Real Zaragoza ha oficializado este martes la llegada de Rubén Sellés como nuevo entrenador del primer equipo para lo que resta de temporada, con opción a una más. A sus 42 años, el técnico valenciano asume el banquillo blanquillo en uno de los momentos más delicados de la última década, con el equipo colista de Segunda División y una afición agotada de promesas incumplidas.

Sellés, nacido en Valencia en 1983, cuenta con una trayectoria marcada por la formación, la internacionalización y la capacidad para revertir situaciones adversas. Con experiencia en Grecia, Rusia, Azerbaiyán, Noruega y Dinamarca, dio el salto mediático como primer entrenador del Southampton en la Premier League inglesa, logrando una victoria muy recordada en su debut: un 0-1 en Stamford Bridge ante el Chelsea. Su paso posterior por el Reading, Hull City y Sheffield United consolidó su perfil como un técnico joven pero curtido, con conocimientos modernos de gestión de grupo y un enfoque táctico basado en la presión alta, la intensidad y la verticalidad.

En Hull City firmó su último gran hito: la salvación del equipo en Championship en la 2024-25, después de asumir el cargo con el equipo en última posición tras once jornadas sin ganar. Un reto muy similar al que tiene ahora entre manos en Zaragoza.

A pesar del perfil prometedor, la respuesta de la afición ha sido contenida. El anuncio se ha producido tras la humillación sufrida ante la Cultural Leonesa (0-5), con Emilio Larraz como técnico interino, y en medio de una atmósfera enrarecida. Sellés es ya el noveno entrenador de la era de esta propiedad, lo que pone de manifiesto la inestabilidad estructural del club y alimenta las dudas sobre si el verdadero problema está en el banquillo… o más arriba.

Las redes sociales y tertulias locales han reaccionado con cierta esperanza por el perfil profesional de Sellés, pero también con una exigencia clara: Queremos explicaciones de la directiva, no solo nuevos entrenadores. El silencio institucional tras la goleada y la figura de Emilio Larraz como “escudo” no han hecho más que incrementar el hartazgo de una afición maltratada y sin respuestas.

La llegada de Rubén Sellés representa, en lo deportivo, una nueva página que puede tener recorrido, pero el técnico valenciano no solo tendrá que enfrentarse a los rivales en el campo: también lo hará contra la desconfianza colectiva de una ciudad que ha perdido la fe en su propio club. Su experiencia, su método y su carácter pueden ser útiles. Pero si no hay una transformación real en la gestión y la estructura, será —como en los últimos años— otro nombre más en una larga lista de intentos frustrados.

El balón, otra vez, está en el tejado del entrenador. Pero la afición ya no compra discursos: espera hechos, victorias y dignidad. Bienvenido, Rubén. La misión no puede ser más difícil.