Un Zaragoza cojo, sin portero y con demasiadas incógnitas

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Lo diré sin rodeos: este Real Zaragoza está incompleto. Y no me refiero solo a pequeños matices de plantilla, sino a carencias evidentes que cualquier aficionado detecta a simple vista. La más sangrante es la portería. No tenemos un guardameta titular de garantías y eso, en un equipo que quiere aspirar a algo serio, es jugar con fuego. Me sorprende que, a estas alturas, todavía se hable en condicional: “necesitamos un portero”. No, no lo necesitamos: lo exigimos.

El problema de fondo es la planificación. Una vez más se ha dejado todo para el final del mercado. Eso significa moverse en el terreno de las sobras, de los descartes de última hora de otros clubes. Como dijo Héctor Brau en Café Con Goles: “cuando lo juegas a las últimas semanas, te quedan dos, tres bazas. Y si fallan, no tienes ni idea”. Esa es la realidad que vivimos cada verano: esperar demasiado y después pagar las consecuencias en septiembre.

Si me preguntan qué hace falta, lo tengo claro: un portero, dos centrales, un medio centro y un delantero. En otras palabras, la columna vertebral del equipo. Se habla de que llegarán tres refuerzos. Yo digo que, con tres, seguiremos cojos. No se trata de fichar por fichar, sino de construir una base sólida. Y esa base ahora mismo no existe.

El caso del delantero es paradigmático. Me gusta Pau Sans, creo que tiene proyección y me entusiasma ver a un canterano irrumpiendo con descaro. Pero no podemos cargar sobre sus hombros la responsabilidad de ser el “nueve” de un club histórico. Pau necesita tiempo, necesita minutos de calidad, necesita un contexto favorable. Tirarlo a los leones por falta de planificación sería un error que ya hemos cometido demasiadas veces en este club.

Otro punto que me preocupa es la defensa. No podemos repetir la improvisación de situar a jugadores fuera de posición para tapar agujeros. Dos centrales de garantías son imprescindibles si de verdad queremos competir. Lo de apañar con lo que haya ya no sirve.

En resumen, el Zaragoza tiene ilusión en el banquillo y en la grada, pero le falta lo más básico en el césped. Y, por desgracia, seguimos con la sensación de que el mercado manda y nosotros solo esperamos lo que caiga a última hora. Está claro, si no se refuerza la columna vertebral, este equipo puede competir, pero no puede soñar. Y el zaragocismo, está cansado de competir solo para sobrevivir.