Vivir el confinamiento de estas semanas está siendo una tarea dura. Algo más si uno lo hace a miles de kilómetros de su familia y de su país. Es el caso de Nico Brussino. El argentino, siempre escoltado por un buen mate, mantiene el ánimo en todo momento y añora el regreso al trabajo con sus compañeros.
Adaptarse a una situación extraordinaria como esta no es algo fácil y el santafesino da buena cuenta de ello: “Al principio costó un poco”, reconoce tras superar ya el mes de encierro.“Me fui acostumbrando y ahora lo llevo bastante bien”. Para ello, establecer una rutina diaria es fundamental y en el caso del ‘9’ rojillo parece ir dando resultados: “Entrenamiento diario, aprender a cocinar algo más elaborado de lo habitual, videollamadas, series de TV y escuchar música”. Sin olvidar una cita diaria y de obligado cumplimiento como lo es salir a aplaudir al balcón: “Es una muestra de apoyo y ánimo para que sigan luchando contra el virus”, como ya demostró el equipo durante la merienda online del pasado viernes.
En estos tiempos difíciles es inevitable que pesen los más de 10.000 kilómetros que separan Zaragoza de su Cañada de Gómez natal: “Un poco más ahora que hay mucho tiempo libre”, reconoce el internacional argentino con cierta melancolía. “Uno quiere estar con los suyos y la distancia no lo permite”. Por eso, el alero se refugia en la teconlogía para intentar paliar esa ausencia: “Las videollamadas y los mensajes hacen que no se note tanto”, insiste tratando de ser positivo y mirar al futuro con esperanza y optimismo: “Es una situación difícil y hay que esperar, no queda otra”, argumenta.
Por eso, superada la coyuntura y la larga espera, Brussino está convencido de que el sentimiento será inolvidable: “El regreso será un momento único después de tanto tiempo separados”, señala con entusiasmo y deseo de volver a disfrutar del baloncesto: “Nuestro deseo es jugar”. Un fuego alimentado también por las buenas sensaciones y trayectoria que mantenía el equipo: “Es una gran temporada la que veníamos haciendo. En la que nos sentimos bien juntos, disfrutando”, apostilla con la ilusión de retomarla donde la dejaron. “Queremos seguir demostrando lo que hicimos estos meses”. Y aunque la salud siempre se antepone al resto de circunstancias, el albiceleste reconoce que le dejaría un sabor amargo que terminase así: “No estaría bien”, sentencia.