Entrevistamos a Fernando Arcega Aperte (1960), uno de los jugadores leyenda del baloncesto aragonés, posiblemente el más reconocido, entre otros motivos, porque desarrolló toda su carrera profesional en su tierra, consiguió títulos, fue 123 veces internacional, formó parte de la selección española que conquistó la medalla de plata en Los Ángeles y fue el gran capitán del histórico CAI Zaragoza.
¿Cuándo y cómo nació tu afición por el baloncesto?
Pues la verdad es que fue algo casual, practicaba muchos deportes,
jugaba a todo y me había centrado algo más en el voleibol, que me
gustaba mucho y mi entrenador me decía que tenía muchas posibilidades.
Pero vi un anuncio en Televisión en el que la Federación Española de
Baloncesto convocaba una operación altura y en principio lo vi como la
posibilidad para viajar y hacer algo novedoso en verano. Les escribí una
carta pero al parecer no llego y hablé con Enrique Sanz, que en
aquellos momentos estaba al frente de la Federación Aragonesa, y me
enviaron a una concentración que se hizo en Vitoria. A partir de ahí
recibí una llamada de José Luis Rubio, me incorporé al CN Helios, y poco
a poco me fui enganchando al baloncesto.
¿Cuáles fueron las claves de tu éxito?
Pues el tesón, el esfuerzo y como me decía José Luis Ereña, mí facilidad
para aprender. Posiblemente en eso pudo influir que venía de practicar
muchos deportes y tenía una buena coordinación.
¿Qué entrenadores fueron claves en tu trayectoria?
En la fase de formación fue clave José Luis Ereña, que fue mi primer
entrenador y que con tan sólo 17 años me subió al primer equipo. Y en mi
etapa profesional fueron decisivos Manel Comas, Ranko Zeravica y Pepe
Laso, quien me obligo a jugar en posiciones exteriores por la necesidad
de construir un tres alto tanto para nuestro equipo como para la
selección.
Leí en un periódico deportivo, en Marca, un titular que decía
‘El día que cambió el baloncesto’. Fue el 2 de diciembre de 1983, un
día después de que el CAI conquistará su primera Copa del Rey. ¿Fue un
antes y después para el baloncesto español?
Antes de jugar la Copa veníamos de ser cuartos en la Liga y llevábamos
una trayectoria ascendente. Con ese triunfo conseguimos unirnos al grupo
de equipos que eran capaces de romper con la hegemonía del Real Madrid o
el Barcelona, algo que en aquella época sólo era capaz de hacerlo de
vez en cuando el Joventut de Badalona.
Creo que el gran cambio se produjo entre la afición zaragozana, que nos
llevó en volandas hacía el título, se enganchó todavía más al baloncesto
e hizo que el CAI fuera un referente de la ciudad.
Un año después, en 1984, formaste parte de la selección
española que conquistó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de
Los Ángeles, el mayor éxito del baloncesto nacional hasta entonces. Y te
convertiste en uno de los jugadores históricos.
La verdad es que aquella medalla tuvo una repercusión extraordinaria y
todavía mucha gente me lo recuerda. Cuando estábamos allí no lo
valoramos en su justa medida y realmente nos dimos cuenta cuando
llegamos a España con un cúmulo de acontecimientos, premios y homenajes.
Después el baloncesto español ha conseguido grandes éxitos con los
Gasol, Navarro…, pero la medalla de Los Ángeles tuvo un gran peso y
supuso un gran impulso para un baloncesto y un deporte español que no
tenía tanto potencial.
¿Qué significó en tu carrera la figura de Antonio Díaz-Miguel, quien fue el seleccionador nacional desde 1965 hasta 1992?
Confío en mí en una época en la que entrar en la selección era muy
complicado, había jugadores muy buenos y las rotaciones eran mínimas. Me
incorporó entre los doce en el año 1983, previamente había estado de
reserva. Fue un espaldarazo para mi carrera, estoy muy orgulloso de
haber sido 123 veces internacional, que pudieron ser más si no hubiera
sido por las lesiones que me impidieron acudir en los años 85 y 89.
Comenzaste jugando de pívot y acabaste jugando de tres tras
un paso intermedio como cuatro abierto. Una situación que en aquellos
años fue muy novedosa y que supongo que llevo implícita mucho trabajo
técnico.
José Luis Ereña fue un visionario en este sentido porque comenzó a
enseñarme a jugar de alero. Pero en mis inicios me veía más cómodo
jugando de pívot y comencé a trabajar movimientos de interior. Fue más
adelante y con Pepe Laso con el que comencé a trabajar de alero y la
verdad es que fue un trabajo muy duro. Pase a correr las calles del
contraataque abiertas, a tirar de lejos y sobre todo a defender a
jugadores exteriores para mejorar la velocidad de mis piernas y los
desplazamientos laterales. Recuerdo con horror las defensas que tenía
que hacer en los entrenamientos sobre Quino Salvo, un jugador que a
pesar de su apariencia, tenía un gran físico y era muy eléctrico.
Llegaron más éxitos, la segunda Copa del Rey de 1990, la
final de la Recopa de Europa y un CAI que siempre luchaba con los
mejores de la Liga. Eras uno de los jugadores más reconocidos del
baloncesto español pero decidiste acabar tu carrera en el equipo de tu
tierra.
Tuve ofertas económicas muy sustanciosas de diferentes clubes. Pero era
un planteamiento personal, familiar, muy nuestro…, que se unía a un
sentimiento, queríamos ganar una Liga y ser campeones con el equipo de
nuestra tierra. Nos sentíamos valorados por la directiva, queridos por
la afición, identificados con la apuesta por la cantera, estábamos a
gusto, que más bonito que jugar en tu casa. Y para los Arcega era una
forma de conducirnos por la vida. Además, y como intimidad confesable,
nosotros no tuvimos representante a lo largo de nuestra carrera, algo
que ahora sería impensable.
Durante muchos años coincidiste en el CAI e incluso en la
selección con tu hermano Pepe, quien siguió tus pasos en el baloncesto, y
se forjó una de las grandes sagas del baloncesto español, la de los
Arcega.
En la selección llegamos a coincidir cuatro aragoneses, Paco Zapata,
Pepe Arcega, Epi y yo. Está claro que coincidir con mi hermano Pepe
tanto en la selección como en el CAI fue muy especial. Y eso que
discutíamos mucho entre nosotros sobre el equipo (risas) porque los dos
tenemos carácter y éramos como el nexo de unión del equipo.
También me hubiera gustado coincidir con el tercero de los hermanos, con
Joaquín, pero parece que quizás era demasiado y tuvo que irse a
Portugal para triunfar.
Has conseguido muchos reconocimientos, premios, galardones…
pero eres el único jugador que puede presumir de tener su camiseta
colgada del techo del pabellón Príncipe Felipe. ¿Qué significa para ti?
Aquello supuso el máximo reconocimiento, hay otros, pero que tu camiseta
se perpetúe en el pabellón es muy especial. Hay muchas camisetas
colgadas de grandes jugadores, pero para mí es muy importante porque
supone un reconocimiento a mi dedicación, la fidelidad a mis orígenes, a
la ciudad del equipo y a las raíces.
¿Qué es lo mejor que te ha dado el baloncesto?
Lo mejor es algo que no tiene que ver con los títulos, los premios…,
tiene que ver con todo lo que me ha impregnado el baloncesto a lo largo
de mi vida, mi familia, los amigos, el trabajo y una forma de ser, de
relacionarte y actuar que ha forjado quien soy incluso una vez retirado
del baloncesto profesional.
¿Qué consejo le darías a los jóvenes que sueñan con ser jugadores profesionales?
Remarcar el perfil que tiene el baloncesto como juego colectivo. Los
grandes éxitos llegan cuando se juega en equipo y no de forma
individual.
Como consejo decir que el baloncesto es uno de los deportes en el que se
sigue aprendiendo hasta el día de tu retirada y por lo tanto tienen que
entrenar todas aquellas habilidades que no tienen excesivamente
desarrolladas. Con entrenamiento y horas de sacrificio se puede mejorar.
Y a nivel humano que aprovechen el baloncesto para establecer
relaciones de amistad de las que no se van a arrepentir el resto de su
vida.
¿Qué significa para ti Ainzón?
Ainzón forma parte de los recuerdos de mi infancia y todavía hoy tengo
muy buenos amigos allí. Nosotros no teníamos como planteamiento vital
ser deportistas pero no sé que tiene la Comarca Campo de Borja porque
han salido muy buenos deportistas, quizás sea porque es una zona muy
dura, desde luego algo tiene esa tierra.
Tras finalizar tu etapa como jugador profesional fuiste
Director General del Deporte del Gobierno de Aragón. ¿Cómo fue esa
etapa?
Tengo muy buenos recuerdos de aquella etapa y eso que nunca me había
planteado acercarme a la política ni formaba parte de ningún partido.
Yo venía de trabajar en una multinacional, Adidas, y al principio me
costó conocer los procesos de la administración, pero una vez en marcha
fueron cuatro años muy agradables en los que en mi opinión hicimos
muchas cosas por el deporte.
La política de gestión es muy agradable. Tiene una inmediatez
abrumadora, poder ver algo en lo que has intervenido que se realiza con
rapidez es muy satisfactorio.
Tuve la suerte de contar con un gran grupo de trabajo y con un gran
apoyo. Mi llegada fue recibida con gran ilusión por parte de clubes y
federaciones, que me vieron como una persona que hablaba su mismo
lenguaje y todavía guardo una relación muy cordial y cariñosa con
muchas de las personas que conocí en esos cuatro años.
En la actualidad eres el Jefe de Negocio Institucional y
Patrocinios de IBERCAJA ¿Cuáles son tus funciones y responsabilidades en
la principal entidad bancaria aragonesa?
Mi trabajo en IBERCAJA tiene que ver con el negocio bancario con las
administraciones públicas y con la estrategia sobre patrocinios que
tiene como objetivo que la marca sea visible y la gente nos perciba de
una manera muy cercana.
IBERCAJA es el patrocinador principal de la Federación
Aragonesa de Baloncesto y su apoyo es clave en la promoción del deporte
en general y del baloncesto en particular. ¿Te satisface formar parte de
una entidad que es clave para el deporte en nuestra Comunidad?
La verdad es que sí, aunque en este tema tengo que decir que yo cogí el
coche en marcha porque mis predecesores ya apostaban por el deporte.
En IBERCAJA nos sentimos orgullosos de potenciar y ayudar al deporte de
participación, formación o tecnificación y de llegar a muchos
deportistas, aficionados y en definitiva a muchas familias.
En concreto en Aragón tenemos puntos fuertes, uno de ellos es la
Federación Aragonesa de Baloncesto. Estamos también con otras
Federaciones, patrocinamos los Juegos Escolares, los Trofeos Ciudad de
Zaragoza, Carreras Populares, apostamos por el deporte femenino y
apoyamos y reforzamos una gran variedad de eventos a lo largo y ancho de
la geografía aragonesa, eventos que quizás no tienen un gran impacto
mediático pero que suponen un impulso para el deporte en sus
localidades.
¿Cómo se encuentra tu familia y como llevas la situación actual por el estado de alarma debido al coronavirus?
Sigo trabajando de forma telemática y lo llevamos bien. Ahora te
acuerdas de cuando nos quejábamos de las concentraciones que nos tocaba
hacer con el equipo o con la selección. Esto es más duro y está siendo
más traumático desde el punto de vista social y económico. Nos toca
contribuir con nuestro granito de arena, quedándonos en casa,
desempolvando los juegos de cartas, monopoly, viendo películas y
manteniendo más el contacto con la familia, amigos, algo que a veces nos
lo impide la dinámica habitual de trabajo.
¿Quieres mandar un mensaje a la gente del baloncesto aragonés que en estos momentos echa de menos el deporte?
Pues les diría que tengan paciencia, que sigan cumpliendo con las
medidas que se van tomando para frenar el virus y que eviten situaciones
que puedan comprometer la salud.
También les diría que aprovechen para apuntarse a distintas iniciativas
muy interesantes como la que ha puesto en marcha el Gobierno de Aragón,
el Reto Deporte en Casa, en la que colabora IBERCAJA, y que está
teniendo una gran acogida entre los jóvenes, colegios y clubes. Y la que
está organizando la Federación Aragonesa de Baloncesto, las charlas de
formación online.
Y como aficionado al baloncesto deciros que esto pasara, que volveremos a
vernos en las pistas, y que hablaremos de la hora del partido, de donde
será el Campeonato o de lo bien que está jugando tal o cual equipo.