Estamos a una semana de que llegue el 8 de Marzo. Desde 1975 se viene celebrando en esta fecha el Día Internacional de la Mujer, pues así lo formalizó la ONU. Dicha fecha viene a conmemorar los enormes movimientos feministas que se iniciaron en los albores del siglo XX, en todo el mundo, pues las mujeres salían a la calle para pedir el derecho al voto, acceso a la formación, menos horas de trabajo y un salario mayor; en resumen pedían igualdad con respecto a los hombres.
Aunque las cosas, afortunadamente y no con poco esfuerzo han mejorado ostensiblemente, no son pocas las que todavía quedan por batallar. Basta ver las estadísticas sobre violencia sobre la mujer, brecha salarial o jefatura en las principales instituciones del mundo.
Nadie discute la simbología de esta fecha ni su importancia, que le hace digna de movilizar a cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad y sentido común.
Pero todo tiene su contexto.
Y el contexto actual es el de pandemia terrorífica, con decenas de miles de muertos en España, recién doblegada la tercera ola en España, cuarta en Aragón.
Y en Aragón seguimos cuando contemplamos como recientemente, el pasado 24 de febrero, se decretaron Orden y Decreto, respectivamente, de la Presidencia del Gobierno de Aragón, sobre niveles de alerta sanitaria, en dónde se declara que toda la comunidad continúa en Alerta 3, unos ordinaria (los de Huesca) y otros agravada (Zaragoza y Teruel), prorrogando los respectivos confinamientos perimetrales, toque de queda, limitaciones de aforos y demás medidas que la situación exige.
De otro lado tenemos que el Ayuntamiento de Zaragoza, bajo el link que apunto https://www.zaragoza.es/sede/portal/prensa/8-marzo, nos informa, de que hay convocada una huelga feminista para el día 8 M.
En dicha convocatoria de unas 8 líneas, ninguna referencia a la situación pandémica actual.
De todos es conocido que una huelga no tiene sentido sin una “parafernálica” manifestación exhibida por todo lo alto, pues el objetivo es el de visibilizar y visibilizarse, en consecuencia, quien siga esta huelga y se quede en casa, parece que no aportará mucho a la causa que la congrega.
No señores, hay que salir, agruparse, reunirse, juntarse y conglomerarse, cuantos más mejor.
Es por ello que desde mi más primario razonamiento, no alcanzo a encontrarle sentido a esta doble dirección, incompatible, cuando las instituciones que nos gobiernan, al mismo tiempo, nos dicen una cosa y la contraria.
Así, por un lado nos dicen que nos restrinjamos, pues si no seremos objeto de multa, tal y como nos comunicó por BOA nuestro Gobierno de Aragón el pasado 24 de febrero, pero de otro lado desde el Servicio de Igualdad del Ayuntamiento de Zaragoza, se nos alienta a que el 8 M vayamos todas juntas.
Miren NO. El 8 de marzo de este año hemos ser coherentes con la actitud que venimos observando desde hace un año, priorizando en nuestra salud, que es uno de los derechos más importantes que tenemos y que debemos exigir. Es por ello que este año, lo suyo es quedarse en casa, porque hemos de invertir en nuestra salud, en nuestra vida.
Y que nadie les induzca a error. ¿Manifestaciones limitadas de 500 personas? ¿Cómo? Sacando número cual cola de pescadería? Custodiados cada bloque de 500 por unos cuantos coches policiales? Alguien se cree que esto va a ser así? NO, ese planteamiento solo lo soporta el papel pero no la realidad.
Señoras, el próximo 8 M quédense en casa, inviertan en salud que es uno de los derechos reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en concreto en su artículo 25.
Marta Lázaro Oliván – Abogada