Las arboledas maduras, con viejos ejemplares y abundante madera muerta o en descomposición, son el hogar de algunas de las especies vivas más emblemáticas de Europa, así como de una gran riqueza de aves, insectos, flores, hongos y detalles increíblemente valiosos para la conservación de la biodiversidad y la preservación de aquellos ecosistemas que presentan un buen estado de salud ambiental.
Conscientes de ello, en la Dirección General de Medio Natural y Gestión Forestal del Gobierno de Aragón se llevan a cabo, desde hace más de seis años, unos estudios biológicos e inventarios faunísticos y florísticos de las arboledas singulares que se han ido catalogando en virtud al Decreto 27/2015. Por ejemplo, el informe científico realizado en el año 2021 en la “Ribera de Chopo Cabecero” del Alto Alfambra (Teruel) desvela la existencia de, al menos, 55 líquenes y 16 musgos especies distintas. Estos desconocidos seres vivos se ven condicionados por dos factores: el largo y seco periodo estival, y las actividades agrícolas de la zona próxima que en días ventosos arrastran partículas de polvo y que impregnan los troncos rugosos de los árboles ofreciendo nuevos nutrientes.
El estudio de estas comunidades epífitas en árboles veteranos desvela la presencia, de además de diversos y coloridos líquenes de Phaeophyscia, Physcia o Physconia, y de musgos del género Orthotrichum sensibles a la contaminación ambiental… de otros taxones tan raros y escasos en la provincia de Teruel y en Aragón como son Scytinium fragans -indicador de bosques antiguos- o de Codonoblepharon forsteri.
A través de la realización de 8 transectos y 20 puntos de escucha, el estudio de la avifauna realizado el año pasado desvela la presencia de 88 especies de aves distintas, principalmente pájaros paseriformes. Muchos de ellos habituales en medios boscosos como el petirrojo, el agatedor, el trepador azul, el pico picapinos o el escribano soteño, que aprovechan los huecos que poseen estos viejos árboles en su cortezas, ramas y troncos para nidificar o alimentarse. También existen bastantes especies de aves ligadas a los medios abiertos circundantes, como podrían ser la alondra común o la collalba gris.
Asimismo, se ha desarrollado otro estudio sobre la entomofauna asociada a dicha arboleda singular, pero especialmente centrada en insectos saproxílicos y polinizadores de la ribera de este tramo del río Alfambra, valorando la diversidad existente tanto en las copas del bosque, como en el suelo forestal, en el subsuelo y en las áreas de ecotono. El trabajo analiza las mariposas y sus orugas, los dípteros, los escarabajos o coleópteros, las avispas y agallas, los abejorros, las libélulas… o las especies de insectos chupadoras de savia. Todo un conjunto biológico que, una vez más, corrobora el buen estado de conservación de este ecosistema forestal y su importancia a modo de corredor ecológico entre otros espacios naturales.
Por otra parte, en tres chopos cabeceros sueltos -de Jorcas, Aguilar del Alfambra y Perales de Alfambra- se ha desarrollado otro trabajo complementario 3D para obtención de información tridimensional y de la estructura morfométrica de diversos árboles sobresalientes, con ayuda de tecnología LiDAR, lo que ofrece un amplio abanico de posibilidades a la hora de obtener variables con alto nivel de detalle y resolución de cara al diseño de posibles acciones encaminadas a mejorar el estado de conservación de dichos ejemplares.
Todos estos trabajos han sido realizados por la empresa Bioma Forestal y han contado con la participación de especialistas como Josep Sabaté, Álvaro Tena, Jordi Vilagrasa, Klass van Dort, Luis Óscar Aguado y Demetrio Vidal.
Hay que recordar que las arboledas de chopo cabecero -en álamo negro (Populus nigra)- constituyen un paisaje característico configurado a partir de un árbol “singular” de gran tamaño, merecedor de una salvaguarda legal. Estas choperas son el resultado de una gestión tradicional basada en las podas periódicas de la totalidad de sus ramas -desmoche o escamonda- para la producción de vigas para las construcciones rurales, leña y forraje en las tierras altas y deforestadas del sur de Aragón. Y estos ejemplares, en muchos casos centenarios, forman dehesas fluviales aprovechadas por el pastoreo extensivo en los cauces de los ríos de la cordillera Ibérica, jugando un papel importante en la conservación de la biodiversidad para numerosos grupos de seres vivos, al ser en muchas ocasiones las únicas masas arboladas en grandes extensiones de terreno.
La zona de estudio forma parte, además, de un Parque Cultural del Chopo Cabecero -igualmente protegido por el Gobierno de Aragón por su valor cultural- donde sobreviven miles de ejemplares de estos grandes árboles trasmochos y donde, en algunas fincas, todavía se mantiene viva la antigua práctica del podado del álamo negro o “escamonda” de los chopos.
Estudios de seguimiento ecológico en otras siete arboledas
De las once Arboledas Singulares protegidas por el Gobierno de Aragón, el seguimiento de parcelas fijas o estudios para conocer mejor la dinámica forestal también se desarrolla en otros parajes, además de en la chopera del Alto Alfambra: se trata de los diversos trabajos desarrollados en el Sabinar de Olalla, el pinar de Pino Moro de Gúdar, el pinar de Pino Salgareño de Valdiguara, los Tejos de Crapera, la bojeda de la Mosqueta de Oto, el Soto del río Gállego en Biscarrués o el Hayedo del Picón del Mediodía en Guara.