El Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Alfranca (Zaragoza) celebra un hito en la conservación del milano real, una de las especies más amenazadas de nuestra fauna. Esta semana ha visto la luz el primer pollo del año, el número 150 desde que comenzara en 2006 el programa de cría en cautividad para esta rapaz catalogada como en peligro de extinción.
Con apenas 40 gramos de peso, esta nueva cría representa una esperanza para la recuperación de la especie, cuya población reproductora en Aragón ha sufrido una preocupante caída de más del 20% en la última década, especialmente en zonas del valle del Ebro. Esta situación llevó a su inclusión en los catálogos de especies amenazadas tanto a nivel autonómico como estatal.
El proyecto, pionero en España, se desarrolla en las instalaciones especializadas del centro de La Alfranca, que cuentan con personal experto, áreas adaptadas para la reproducción y un programa de entrenamiento previo a la liberación de las aves en el medio natural. Estas instalaciones fueron ampliadas recientemente e inauguradas el pasado mes de febrero por el Consejero de Medio Ambiente y Turismo del Gobierno de Aragón.
Uno de los elementos clave del éxito del programa ha sido la aplicación de técnicas de inseminación artificial, así como el desarrollo de un protocolo específico de incubación y crianza artificial. Gracias a estas medidas, desde el nacimiento de los primeros pollos en 2011, el balance es de 150 ejemplares criados, de los cuales la mayoría han sido liberados con éxito en distintas zonas del territorio.
Además, 33 de estas aves han sido cedidas para su reintroducción en otras comunidades autónomas, principalmente Andalucía. Algunos de los ejemplares liberados ya se han reproducido en libertad, consolidando el impacto positivo de este proyecto en la recuperación de la especie.
Actualmente, el centro mantiene un pequeño grupo de siete milanos reales como stock reproductor para garantizar la continuidad del programa. A pesar de que el milano real es relativamente frecuente en Aragón durante los meses de invierno, la estabilidad de sus poblaciones reproductoras sigue siendo un reto para la conservación de esta emblemática rapaz.