Gabi Fernández, destituido como entrenador del Real Zaragoza

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El Real Zaragoza ha anunciado este domingo la destitución de Gabi Fernández como entrenador del primer equipo, apenas unas horas después de la dolorosa derrota en Almería por 4-2. El comunicado oficial agradece al técnico madrileño su profesionalidad y compromiso, destacando especialmente su llegada en un momento crítico la pasada temporada y su papel en la salvación matemática lograda en la penúltima jornada ante el Deportivo de la Coruña. Sin embargo, los malos resultados de este inicio de curso han precipitado un desenlace que, para muchos, ya era inevitable.

Un balance insuficiente: 4 victorias en 20 partidos

Gabi cierra su etapa como entrenador del Real Zaragoza con un balance de 4 victorias, 7 empates y 9 derrotas en los 20 partidos oficiales que ha dirigido desde su llegada. En total, ha sumado 19 puntos de 60 posibles, lo que representa apenas un 31,6% de los puntos en juego. Un rendimiento pobre para un club con aspiraciones históricas que, tras nueve jornadas de la temporada 2025/26, ocupa el último puesto en la clasificación, con solo 6 puntos de 27 posibles.

Aunque logró cumplir su primer objetivo —la permanencia en Segunda División el pasado mayo—, lo cierto es que el equipo nunca encontró una identidad clara de juego bajo su dirección. Esta temporada ha sido especialmente preocupante por la falta de competitividad ante rivales directos y por la sensación de parálisis táctica en partidos clave. Ni el sistema ni los cambios han surtido efecto, y el equipo ha encajado goles con suma facilidad.

Mirando al futuro: una decisión clave

Ahora el foco se traslada a la dirección deportiva encabezada por Txema Indias. El próximo entrenador no solo deberá sacar al equipo del descenso, sino también reconectar con una afición desanimada y recuperar la competitividad perdida. El margen de error se ha acabado. La próxima jornada ante la Cultural Leonesa será una final anticipada.

Gabi se va con el reconocimiento institucional del club, pero también con la certeza de que su etapa ha sido tan breve como ineficaz. La reacción, tardía para muchos, debe marcar un antes y un después en una temporada que ya está en código rojo.