Una parte de la mortalidad asociada al cáncer infantil no viene derivada de los propios tumores, sino de las infecciones por hongos que contraen estos pequeños pacientes al estar inmunodeprimidos debido a los agresivos tratamientos de quimioterapia y radioterapia que están recibiendo para curarse. De hecho, en algunos tipos de cáncer infantil, como la leucemia (el más común), se calcula que el 10% contraen estas infecciones.
Es en este punto donde un grupo de científicos aragoneses va a buscar tratamientos más efectivos contra cuatro de las infecciones fúngicas más habituales que causan los hongos aspergillus, cándida, mucorales y fusarium. Lo harán liderados por Eva Gálvez, del Instituto de Carboquímica del CSIC (con sede en Zaragoza) y por Maykel Arias, del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón), gracias a una aportación de 60.000 euros de la Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón (Aspanoa).
Este proyecto busca combatir estos hongos a través de los nuevos tratamientos de inmunoterapia y, en concreto, de nanoanticuerpos (nanobodies o pequeños fragmentos de anticuerpos producidos en alpacas) y de las denominadas células CAR-MA (células CAR derivadas de macrófagos), que se desarrollarán en el laboratorio para que reconozcan el hongo y lo ataquen. Se trata de una investigación altamente novedosa porque hasta ahora estas inmunoterapias se están utilizado principalmente contra tumores y se quiere probar que también son válidas para las infecciones fúngicas.
El proyecto se va a desarrollar durante los dos próximos años y los experimentos se harán in vitro y también in vivo en modelos de gusano y ratón, con el objetivo de probar su eficacia y seguridad para, más adelante, poder realizar ensayos clínicos en pacientes.
“Estos hongos no son peligrosos para una persona sana, pero en el caso de pacientes inmunodeprimidos, como es el caso de los niños con cáncer, pueden ser letales”, explica la doctora Eva Gálvez, quien añade que la enfermedad más común causada por hongos es la aspergilosis invasiva, que puede llegar a producir el fallecimiento de hasta el 70% de los niños con cáncer que la contraen.