Cuando se cumple un mes de confinamiento, es bueno recordar que los jugadores del Real Zaragoza trabajan en sus domicilios siguiendo un exigente plan de trabajo individual para tratar de minimizar unos riesgos evidentes: que se aleje gravemente la forma adecuada para retomar la competición.
«Vamos a llevar a cabo unos entrenamientos individualizados», anunciaba por aquel entonces el preparador físico blanquillo Roberto Cabellud. «Vamos a supervisar a nuestros jugadores desde sus domicilios para que en la medida de lo posible en estos próximos quince días – decía– consigamos mantener los niveles de forma en el mejor estado posible -explicaba-. Para eso vamos a emplear diferentes medios a nuestro alcance: llevar a cabo unos controles más exhaustivos, si cabe, a nivel de parámetros de peso y porcentajes de grasa, ya que a día de hoy eso toma una importancia fundamental; con los diferentes materiales de los que podemos disponer en nuestro día a día en nuestras casas y de los diferentes espacios con los que pueden contar nuestros jugadores, vamos a ir adaptando unos planes individuales y específicos para que puedan ir realizando los trabajos oportunos de cara a mantener sus niveles de fuerza, resistencia y flexibilidad, para pasar lo mejor posible estos días hasta que nos permitan poder reincorporarnos a los entrenamientos».