La principal preocupación de Víctor Fernández y de su equipo de colaboradores no es el posible contagio de sus jugadores. Es el peligro que representan las lesiones ante un escenario desconocido y sin antecedentes: casi tres meses sin competir, dos meses encerrados en sus domicilios, partidos cada 72 horas, mucho calor…
El técnico ya lo advirtió hace unos días: “Hemos intentado minimizar al máximo el riesgo de lesiones, a través de una preparación lo más racional posible. Pero es verdad que hay más riesgo de lesiones en los futbolistas que del tratamiento que ha hecho la Liga en relación con el covid”. Habrá que ver la respuesta del cuerpo a la competición exprés y con enorme exigencia.
De momento, tan solo la lesión de Íñigo Eguaras ha alterado los planes de los técnicos del club aragonés. El navarro apura los plazos para tratar de llegar al arranque liguero, a mediados de junio.
También es necesario reseñar las sobrecargas de Guti, El Yamiq o Baselga. Incidencias de bajo calado que, con todo, se deben interpretar como claros avisos. Y estamos en una fase en la que tan solo se entrena…
Veremos que sucede cuando empiezen los partidos. Esa será otra historia