La comparecencia de Víctor Fernández tras el último revés del Real Zaragoza en Eibar estuvo marcada por el reconocimiento abierto de la falta de competitividad mostrada, la dura noticia de la lesión de Mario Soberón y las perspectivas de cara a los siguientes compromisos. El técnico compareció ante los medios con la vista puesta en el inminente duelo ante el Oviedo, un partido clave al disputarse apenas 72 horas después del varapalo en Ipurúa.
La lesión de Soberón y la frustración personal
Uno de los primeros asuntos que salió a la luz fue la lesión de Mario Soberón. Fernández calificó la situación de “desgracia” tanto para el jugador como para el equipo. El delantero, que arrastraba problemas físicos desde hacía tiempo, se ha vuelto a romper tras su reaparición en Eibar. El entrenador dejó claro que la recuperación será larga y que el impacto anímico para el futbolista es notable, después de haber cumplido con todos los plazos y precauciones. Su ausencia merma las opciones ofensivas del Real Zaragoza, privando al conjunto aragonés de un recurso en ataque que, según las previsiones del cuerpo técnico, podría haber sido importante en estas semanas.
La derrota en Eibar: un misterio sin explicación clara
Víctor Fernández admitió sin ambages que el partido ante el Eibar fue el único encuentro como visitante en el que el Zaragoza no compitió. Lo más llamativo, en sus propias palabras, fue la enorme paradoja de pasar de una actuación notable en Riazor —donde el equipo ofreció su mejor cara como visitante— a un rendimiento pobre y carente de reacción apenas siete días después y con los mismos hombres sobre el césped. El técnico confesó que estas situaciones resultan “misteriosas e indescifrables” y reconoció que el rival también cuenta: el Eibar supo aprovechar el momento, marcó el segundo gol y cerró el partido sin dar margen a la reacción zaragocista.
Falta de actitud y explicación interna
Preguntado por la falta de actitud mostrada en Ipurúa, Fernández insistió en la dificultad de comprender cómo el equipo se cayó tras encajar el primer gol. Dijo que en otros partidos el Zaragoza había mostrado personalidad y capacidad para sobreponerse a la adversidad, pero en esta ocasión no hubo respuesta. La conclusión es que el fútbol a veces plantea escenarios difíciles de anticipar y que, a pesar de trabajar para evitar esas situaciones, pueden volver a repetirse si no se atajan las causas profundas.
La respuesta del club y la confianza en el técnico
Con siete jornadas sin conocer la victoria en Liga y la reciente eliminación copera, el entorno comienza a cuestionar la dirección del equipo. Sin embargo, Fernández afirmó con rotundidad que el club le transmite “confianza máxima y absoluta”. El entrenador no quiso ahondar más en el asunto, dejando claro que no hay ningún mensaje interno que difiera del apoyo a su gestión. Este punto es crucial para mantener la calma en una afición que comienza a mostrar signos de impaciencia.
Dos partidos en casa para cambiar la dinámica
El técnico expresó la necesidad de centrarse de inmediato en el próximo partido, el duelo ante el Oviedo. Apenas 72 horas después del choque en Eibar, el Zaragoza tendrá una oportunidad de mejorar su imagen ante su público. Fernández espera que la afición, “el zaragocista de verdad”, entienda la situación y apoye al equipo en un momento delicado. Su intención es pasar página rápidamente y focalizar en la victoria, reconociendo que en casa las cosas no han ido bien, pero recordando que el fútbol ofrece paradojas y que un buen resultado puede llegar en cualquier momento.
El mercado de invierno y las necesidades del equipo
Cuestionado por el mercado invernal, el técnico recordó que no es el único que habló de la planificación incompleta en verano; el club ya reconoció esa carencia. Aunque el entrenador no tiene certezas sobre los recursos que habrá para fichar, sí señaló que las necesidades estaban claras desde agosto. La evolución de algunos jugadores como Marcos Luna ha sido positiva, pero otros no han alcanzado el nivel esperado. Fernández subrayó que el fútbol lo juegan personas, no máquinas, y que es normal que surjan imprevistos. La propiedad conoce desde el principio lo que falta, y ahora todo dependerá de las posibilidades económicas y deportivas que se abran en enero.
El Oviedo, un rival con recursos y calma interna
Por último, Víctor Fernández analizó al próximo rival. El Oviedo, un equipo con una gran plantilla y una afición ruidosa, ha pasado por momentos difíciles esta temporada, incluyendo goleadas en contra. Sin embargo, ha sabido recomponerse y llegar con confianza a La Romareda. Para Fernández, todo se reduce a la competitividad y la personalidad que muestre el Zaragoza. Si el equipo compite “de verdad” ante un adversario con recursos, mantendrá opciones reales de victoria.
En definitiva, la rueda de prensa dejó la sensación de un entrenador que asume la complejidad del momento, la necesidad de una reacción inmediata y la importancia del respaldo tanto del club como de la afición para superar el bache actual.