Lo que realmente significa la celebración de Jair

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El pasado sábado, Jair Amador marcó el único gol del partido que dio al Real Zaragoza su primera victoria en La Romareda en 2025. Sin embargo, más allá del cabezazo certero que desató la alegría en la grada, lo que sorprendió a muchos fue su celebración: en lugar de correr hacia el córner o la grada, el central se dirigió directamente al banquillo.

Durante unos instantes, la afición estaba confundida intentando adivinar a quién había ido a abrazar, quizás alguien que no estaba sobre el césped. Pero Gabi Fernández aclaró el posible motivo en rueda de prensa: “Llevamos toda la semana trabajando tanto el ofensivo como el defensivo en la estrategia. Y hoy, por suerte, los chicos han estado muy concentrados, han creído en ello y nos llevamos los tres puntos gracias a un gol de estrategia”.

Y añadió, entre risas: “Encima, los jugadores me han sacado una cena. Porque me aposté una cena a que si metía gol Jair de córner, les tendría que invitar a cenar. Así que me ha salido caro el partido de hoy”.

La escena refleja algo más profundo que una simple anécdota. En un vestuario golpeado por los malos resultados y la ansiedad, este tipo de gestos hablan de conexión, implicación y unidad. Gabi lo ha conseguido: los jugadores creen en el trabajo que se hace durante la semana y lo celebran juntos. Esta victoria no solo vale tres puntos, también es símbolo de que el vestuario empieza a respirar, a compartir y a remar en la misma dirección.

Esa carrera de Jair hacia el banquillo no fue una simple celebración. Fue un símbolo. El símbolo de un equipo que empieza a sentirse equipo.