Un hecho sorprendente ha tenido lugar en la Diputación de Zaragoza, donde un ciudadano anónimo ha decidido donar un valioso libro de actas que data de principios del siglo XIX. Este manuscrito, que abarca desde marzo de 1821 hasta febrero de 1822, contiene los acuerdos adoptados por la Diputación Provincial de Aragón en un periodo crucial de su historia. Con 95 hojas, el documento recoge los temas tratados en 90 sesiones de esta institución, que es la sucesora de la Junta Superior de Aragón y precursora de las actuales diputaciones provinciales de Zaragoza, Huesca y Teruel.
La donación ha sido recibida con gran entusiasmo y ha sido digitalizada para que cualquier persona interesada pueda consultarla en el archivo de la Diputación de Zaragoza. Este gesto altruista no solo enriquece el patrimonio histórico de la institución, sino que también ofrece una ventana a la vida política y social de Aragón en un periodo que fue testigo de importantes cambios.
Las actas contenidas en este libro abarcan una variedad de temas que reflejan las preocupaciones de la época. Desde las mediciones de los mozos hasta la recaudación de diezmos y primicias de las encomiendas e iglesias de órdenes militares, el documento ofrece un amplio panorama sobre la gestión pública de aquel entonces. También se abordan cuestiones como la pobreza de los presos, la situación económica de la Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, y las dietas de los diputados. Los asuntos tratados no se limitan a la capital, sino que incluyen información relevante de municipios como Teruel, Cariñena, Cedrillas y Benabarre.
Para entender la importancia de este hallazgo, es fundamental conocer el contexto histórico en el que se sitúa. La Constitución de Cádiz de 1812 fue un hito en la historia de España, ya que estableció la creación de diputaciones provinciales con el objetivo de promover la prosperidad de cada provincia. En 1813, la Junta Superior de Aragón cesó sus funciones, dando paso a la Diputación Provincial de Aragón. Sin embargo, su existencia fue breve, ya que las diputaciones fueron suprimidas tras el regreso al absolutismo en 1814.
El Trienio Liberal trajo consigo un resurgir de las instituciones democráticas, y en mayo de 1820, la Diputación Provincial de Aragón fue reinstaurada. Esta nueva etapa se vio interrumpida en 1822, cuando se aprobó una nueva división territorial que estableció cuatro provincias en Aragón: Zaragoza, Calatayud, Huesca y Teruel. La inestabilidad política de la época llevó a que las diputaciones fueran suprimidas nuevamente en 1823, pero la división provincial definitiva no llegó hasta 1833, con la muerte de Fernando VII.
El archivo de la Diputación de Zaragoza ya contaba con un libro de actas correspondiente al periodo 1822-1823, pero gracias a esta nueva donación, se ha incorporado un documento anterior, que comienza el 8 de marzo de 1821. Aunque se menciona la existencia de un primer libro de actas que abarcaba el periodo 1820-1821, lamentablemente no se conserva. Sin embargo, la llegada de este nuevo manuscrito amplía considerablemente los fondos históricos de la Diputación y facilita la investigación sobre esta época.
El archivo de la Diputación de Zaragoza es un lugar de gran relevancia para investigadores y ciudadanos. Con más de 5,5 kilómetros de estanterías, alberga una vasta colección de documentos que abarca casi dos siglos de historia. Cada año, alrededor de un centenar de investigadores y ciudadanos acuden a este archivo en busca de información, realizando más de 800 consultas anualmente. Además de los documentos generados por la propia Diputación, el archivo conserva otros tesoros, como el Archivo del Reino, que incluye fondos de instituciones aragonesas desde el siglo XIV hasta el XVIII.
Este reciente hallazgo no solo es un regalo para la Diputación, sino también para la ciudadanía, que ahora tiene acceso a un valioso recurso para entender mejor su historia y la evolución de su administración. La donación de este libro de actas refleja el compromiso de los ciudadanos con la preservación de la memoria histórica y la importancia de mantener vivas las tradiciones y conocimientos del pasado.