La recuperación es otra de las obsesiones del libro de ruta del cuerpo técnico blanquillo. Porque, al fin y al cabo, recuperar es frenar la acción del contrario y, al mismo tiempo, poner las bases para volver a construir. Y esa exigencia ha cundido en todos los futbolistas blanquillos. Por líneas, es la medular la que más se desgasta en esta tarea: Íñigo Eguaras y Guti abanderan ese trabajo de intensidad y concentración (206 y 187 recuperaciones, respectivamente). Y a su vera, el despliegue físico de James Igbekeme se encuentra también por encima del centenar de ‘robos’ (113).
En la última línea, la de cobertura, Carlos Nieto (137 recuperaciones) o Pichu Atienza (99) desarrollan una labor de rehabilitación que también se inicia en la línea de vanguardia (84 Soro, 65, Suárez y 56 Puado).
Esa labor de recuperación es también clave para recomenzar, para volver a mimar el balón, para arle forma de nuevo a este estilo de juego con el que convence el Real Zaragoza de Víctor Fernández.