El pívot de Casademont Zaragoza ha anunciado su adiós al baloncesto al final de la presente temporada, dejando atrás una fabulosa trayectoria profesional plagada de títulos y registros. Tras haberlo ganado todo en España y en Europa, el gallego pone fin a su carrera vestido de rojo; el de su regreso a la selección española y el de un conjunto aragonés al que ha ayudado a situar de nuevo entre los grandes.
Si aquel niño no podía imaginar la carrera baloncestística que iba a tener cuando comenzaba a entrenar en el equipo de chicas de su Chantada natal, tampoco ese joven que levantaba la Copa del Rey 2005 en el pabellón Príncipe Felipe imaginaría que, tres lustros después, acabaría su carrera en el mismo escenario. La capital aragonesa fue el escenario del primer título de un barbilampiño pívot y la misma Zaragoza ve hoy como un maduro Fran Vázquez decide poner la rúbrica a su hoja de servicios, con la esperanza de poder escribir sus últimas líneas sobre el parqué. La coyuntura global hace que no sea la despedida ideal, pero sí la que él ha elegido tras un largo e intenso debate interno. Y nada da más tranquilidad que una decisión bien meditada.
Tras haberlo ganado todo, el 18 de julio de 2018, fruto de otra importante reflexión, Fan Vázquez decidía dar continuidad a su trayectoria firmando por Casademont Zaragoza. En su presentación, celebrada apenas veinticuatro horas después en El Olivar, el lucense se daría un baño de masas con los chicos del Campus de Verano, en una demostración de su compromiso también fuera de la cancha. No en vano, el internacional español no dudó en aceptar ser el padrino de la Escuela de Baloncesto Adaptado ATADES-Fundación Basket Zaragoza, cargo que ha ejercido con orgullo durante sus dos campañas en nuestra ciudad. Sin embargo, no ha sido ese el único tutelaje que ha llevado a cabo, pues en los dos últimos veranos el club acometió la llegada de dos jóvenes pivots a su pintura, que crecerían también bajo su influencia: Javier Justiz y Tryggvi Hlinason.
Desde su llegada, en virtud de su vasta experiencia, Vázquez no rehúyo del papel de líder que tanto compañeros como Porfirio Fisac le otorgaron. Y no ha defraudado. Modelo de constancia y trabajo, el eterno ‘17’ ha ejercido como modelo para los más jóvenes y mentor para sus compañeros en la zona, dejando a un lado su extenso currículo para, como siempre ha hecho, ponerse al servicio del equipo. Consciente del inexorable paso del tiempo, Vázquez ha sabido adaptarse a un rol menor al de sus mejores años para aportar y seguir siendo importante. Máximo taponador histórico de la ACB, a finales de 2018, el lucense ingresaba en el Top10 de rebotes, hasta situarse séptimo con 2.842 capturas. Y mes y medio después hacia lo propio en la clasificación de partidos, hasta alcanzar también el séptimo lugar con 656 encuentros disputados.
Si finalmente se puede disputar la fase final de la Liga Endesa 2019-2020, aquel joven seguidor de Kevin Garnett tendrá la oportunidad de sumar al menos cinco choques más a su extensa hoja de estadísticas. Pero si finalmente no es así, dirá adiós a ese deporte al que llegó por casualidad, con la misión cumplida de haber ayudado a situar a Casademont Zaragoza entre los mejores de la Liga Endesa durante dos cursos consecutivos. El conjunto aragonés venía de dos campañas especialmente duras y el talento y la entrega de sendas plantillas, lideradas por el gigante de Chantada como uno de sus capitanes, reverdecieron una conexión especial con la grada cuyos resultados se han traducido en dos de las mejores temporadas de la historia de club. Ese es el legado de un Fran Vázquez cuyo objetivo en sus últimos años de carrera era disfrutar y ayudar a crecer a los equipos en los que estuviera. Y vaya si lo ha conseguido. Es el epílogo en rojo de una carrera para el recuerdo.