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domingo, noviembre 24, 2024
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Los vecinos de Lobera de Onsella no podrán celebrar hoy el «rito de los herniados»

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Lobera de Onsella celebraría hoy por la noche su tradicional rito del herniado. A
las 24.00 horas, en la que es la noche más corta del año, los niños del municipio
que sufrieran esta patología pasarían por el árbol abierto, unas ramas que, al
sanarse, harían también curar las dolencias de los pequeños.


Esta tradición local, que se mantiene viva de generación en generación,
se ha visto modificada este año por culpa del Covid-19. “Hay que limitar el aforo
y no queremos que nadie se lo pierda, ya que es un acto que congrega a muchas
personas”, señala el alcalde de Lobera de Onsella, Francho Chabier Mayayo.
Por ello, no se celebrará tal y como se viene haciendo cada año, pero, en
vez, el próximo sábado, 27 de junio, se recordará en un acto que ha preparado
el consistorio loberano.

Será a partir de las 12.00 del mediodía en el Bosque de la Mosquera
(donde habitualmente se hace el rito). Allí, uniéndose a la iniciativa que ha
propuesta el Gobierno de Aragón para recordar a las víctimas de la pandemia,
se plantarán varias carrascas. Los protagonistas serán Ramón Begué
Comarca de las Cinco Villas: Un rincón de Aragón para perderse
(nonagenario) y de Chabier Mayayo (dos años). El vecino más longevo y el más
joven de la localidad.


Ellos serán los testigos especiales de este rito con el que, “también se
quiere rendir un homenaje a todas las personas que han fallecido como
consecuencia de la pandemia, además de ser un homenaje muy especial a todos
nuestros mayores”, dice el edil.

Precisamente, los mayores “identifican la recuperación del ritual de San
juan como algo propio, que se había perdido, y lo viven intensamente, porque
ven como se mantiene y se mantiene gracias a la gente joven”, señala Mayayo.
De paso, con este acto “queremos plasmar en este acto el ciclo de la vida.
Recordar a los que se han ido, pero aportar una luz de esperanza por los que
han superado la enfermedad y por las nuevas generaciones que son el futuro de
nuestro pueblo”, indica el primer edil.


No así, la noche de San Juan representa el paso del solsticio del invierno
a la primavera, “la muerte y la vida, la renovación y el contacto con la naturaleza.
Estos son el fundamento de la noche de San juan. Y, en este año tan especial,
también puede representar el fin del confinamiento y el dolor de la gente que ha
sufrido la pandemia y el renacer de la esperanza que nos da ir volviendo a la
normalidad”, apunta Francho Chabier.

Para completar este fin de semana mágico, el domingo se hará la misa en
la ermita de San Juan, en honor al santo que le da nombre. Será a las 12.00
horas y con aforo reducido, para dar cumplimiento a las normas sanitarias. En
esta cita “tendrán especial protagonismo las personas mayores de la localidad”,
concluye el primer edil.


HISTORIA VIVA
El Rito del Herniado está incluido en la guía de recreacionismo de la Diputación
Provincial de Zaragoza (DPZ) desde hace 3 años, un acto singular que merece
la pena ver dada su singularidad, ya que es el único municipio de España en el
que se conserva.
Así, cada año, los vecinos de Lobera de Onsella se atavían como a
principios del siglo XX, siguiendo las pautas de una fotografía que se conservan
en la localidad con este ritual fechada en el año 1926.
Todo para dar más realidad a este ritual que comienza cuando la comitiva
participante se traslada al bosque cercano a la ermita de San Juan, el bosque de
La Mosquera, al que se atribuye propiedades mágicas, especialmente a sus
robles más frondosos. Allí se han elegido previamente tantos robles jóvenes,
como niños herniados van a someterse a este ritual.
Una vez llegados a los robles milagrosos, el niño o los niños herniados se
desnudan y son pasados a través de la abertura del árbol de brazos de un
oficiante –al que se conoce como Pedro–, a los del otro oficiante, al que se
denomina Juan.
Durante el rito, ambos oficiantes recitan la siguiente salmodia: «Tómalo
Juan, dámelo Pedro; herniado te lo doy, sano te lo devuelvo» repitiéndolo en tres
ocasiones.
Una vez terminado el rito de curación, se cubre con barro la abertura en
el árbol y se venda la herida, dejándolo así. Según dice la tradición, el árbol que
sane hará que el niño que pasó por él también quede sanado de su hernia.
Para encontrar el primer testimonio escrito habrá que esperar hasta el año
1943, en que el célebre etnólogo Ramón Violant i Simorra incluyó en su libro ‘El
Pirineo español’, diferentes rituales en este tipo llevados a cabo en Cataluña y
Aragón, y, en concreto, cita el de Lobera de Onsella como «el pueblo donde este
viejo rito se conserva en toda su pureza y se practica con mayor y más solemne
aparato»

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