Arranca este fin de semana la competición en la Liga Nacional Juvenil después de realizar la pretemporada más larga de la historia, con más de dos meses de preparación por parte de los jugadores y técnicos. Una liga que se inicia con una gran seguridad sanitaria para jugadores y técnicos y con unos protocolos muy estrictos en las instalaciones.
Vuelve la competición, y con ello los jugadores retoman la ilusión, la normalidad, los nervios en el estómago, los abrazos, los goles, las convocatorias, los gestos cómplices en el campo, vivir el fútbol de nuevo en primera persona y vestirse con la equipación de gala para luchar por los puntos en juego cada fin de semana, circunstancia normal hace un tiempo, que se ha vuelto extraordinaria en esta era de la Covid.
La competición nacional está muy controlada por la Federación Española y supervisada por la Federación Aragonesa, ya que todos los jugadores han tenido que hacerse test antígenos 48 horas antes de los encuentros para poder disputar el partido -situación que tendrán que pasar cada 15 días-, además de tener el reconocimiento médico en vigor y de realizar varias declaraciones de no haber tenido contacto con personas positivas por Covid en los últimos 15 días.
DOS SUBGRUPOS DE DOCE EQUIPOS
Sin descensos en la pasada temporada y con los ascensos marcados de Juvenil Preferente, el marco para esta categoría es de 24 equipos, divididos en dos subgrupos de doce equipos, que disputarán una primera fase a doble vuelta para dilucidar la clasificación para la segunda fase, que se jugará a una sola vuelta con los puntos y goles de la primera fase. Los seis primeros clasificados de esta primera fase de los dos grupos jugarán por el ascenso a División de Honor, donde solo el campeón lo hará realidad, mientras que del séptimo al doce clasificado de ambos grupos lucharán por permanecer en la categoría, en una competición a una sola vuelta en la segunda fase y donde descenderán ochos equipos a Juvenil Preferente.