Los aragoneses inician la semana con novedades en la desescalada. Todo el territorio aragonés ha pasado de la Fase 0 a la Fase 1. Y el lunes daremos los primeros pasos en esta nueva situación.
Esto supone una serie de medidas para recuperar gradualmente la normalidad como son la apertura con condiciones de comercios y empresas, la restauración y la hostelería y las relaciones sociales y familiares. Todo ello con responsabilidad y con ciertas dosis de prevención ante una situación nueva en la que mientras no existan vacunas o cura a la enfermedad, cualquier distracción puede suponer una nueva marcha atrás. Es lo que se ha venido en llamar «la nueva normalidad», que será por el momento muy diferente a la que dejamos antes del confinamiento.
Las esperanzas son más que las certezas. las ganas de superar la difícil situación van imponiéndose al miedo pero solamente el tiempo nos dirá si el plan elaborado por el Gobierno es acertado.
Entre tanto, la asimetría en el ritmo de la desescalada también está afectando a la política española. Algunos de los territorios que han de permanecer en la Fase 0 como Madrid, o algunas partes de Andalucía o Valencia acusan a Sánchez de no tratar a todos con el mismo rasero y exigen que no se espere una semana para hacerlos avanzar. Consideran que podrían encontrarse en situación de inferioridad sin un motivo real.
En el caso de Aragón, la propuesta de Lambán para poner en valor lo que tradicionalmente ha sido un problema, la escasa densidad de población y poder avanzar hasta Fase 2 no ha sido admitido por Sánchez. Suena más a una decisión adoptada para no crear mayor crispación entre los territorios que no avanzan de fase, que en motivos reales.
Y todo ello cuando el mundo supera los 4 millones de personas contagiadas.