El guardameta del Real Zaragoza, Cristian Álvarez, volvió a completar uno de esos partidos en los que emerge como gran defensor de la portería del conjunto blanquillo y echa el cerrojo para que la renta del rival no sea mayor. Parece extraño, dado que el Real Oviedo marcó hasta tres goles en el Carlos Tartiere, pero lo cierto es que el primero llegó tras un penalti bastante cuestionable por mano de Iván Azón, el segundo, tras un remate de Obeng dentro del área completamente solo, y un tercero tras un gran disparo desde fuera del área ante el que nada pudo hacer el rosarino.
No obstante, la ventaja del Real Oviedo podría haber sido mucho mayor si Cristian no hubiese aparecido con paradas determinantes que sostuvieron al Real Zaragoza siempre dentro del choque, incluso con un segundo penalti en el que, esta vez sí, vencía en el duelo a Borja Bastón y acababa evitando el 4-3 con un paradón a mano cambiada que sirvió para sumar ese punto final.
Una reivindicación (si es que hacía falta) de un Cristian Álvarez que siempre aparece cuando más se le necesita, que demuestra que sigue pudiendo realizar las grandes noches que siempre recuerda de él el zaragocismo y que todavía tiene mucho que aportar al conjunto blanquillo.