El estreno de Gabi Fernández en el banquillo del Real Zaragoza no fue el revulsivo esperado. En un partido cargado de tensión y con la Romareda deseosa de ver un cambio radical, el equipo blanquillo no pasó del empate (1-1) ante un Córdoba que supo jugar con el nerviosismo de los locales. La sensación al término del encuentro es preocupante: otra oportunidad desaprovechada y la triste realidad de que seguimos pendientes de lo que haga el Eldense más que de nuestros propios méritos.
El Real Zaragoza mostró una actitud inicial mejorada, intentando aprovechar el efecto Gabi desde el primer minuto. Sin embargo, esa energía no se tradujo en acierto ofensivo ni en la solidez defensiva que tanto ha demandado el nuevo técnico. Pese a varias llegadas, como un cabezazo de Jair que salió alto o una volea desviada de Adrián Liso, los zaragocistas no encontraron portería.
El mazazo llegó en la segunda parte, en un error defensivo de manual que permitió a Rubén Alves adelantar al Córdoba en el minuto 64, tras un saque de esquina. Otro balón parado que condena al Zaragoza y vuelve a evidenciar la fragilidad en las áreas que arrastra el equipo durante toda la temporada.
Gabi, desde la banda, trató de revolucionar el equipo con cambios ofensivos: entraron Pau Sans, Adu Ares y Dani Tasende para buscar un giro al guion. Y cuando todo parecía perdido, un penalti sobre Bernardo Vital permitió a Mario Soberón empatar desde los once metros (minuto 82), un alivio momentáneo que no ocultó la falta de recursos para voltear el resultado.
Unos minutos más tarde el Real Zaragoza mandaría un segundo balón al final de la red gracias a un remate de Dani Gómez pero que no subiría la marcador al haber una falta sobre un jugador del Córdoba.
El equipo zaragocista, a pesar de intentarlo con más corazón que fútbol en los últimos minutos, no encontró el gol de la victoria. Dani Tasende tuvo la más clara en el descuento, pero su disparo se topó con el guardameta rival.
La sensación que deja el empate es la de una ocasión perdida. La llegada de Gabi no ha podido cambiar aún la dinámica y lo más preocupante es que, en lugar de depender de sí mismo, el Zaragoza sigue con la calculadora pendiente de lo que haga el Eldense.
El margen de error es mínimo y la Romareda, que empujó pero acabó frustrada, no quiere ver a su equipo atrapado en la lucha por la permanencia. Gabi lo advirtió: «esto lo sacamos entre todos». Pero de momento, el equipo sigue sin encontrar el camino.