El próximo domingo, 9 de agosto, se conmemora en todo el mundo el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas. Se trata ésta de una jornada con doble vertiente: de reconocimiento a la riqueza y variedad de las culturas indígenas y su contribución a la historia de la humanidad y de reivindicación y toma de conciencia acerca de los múltiples problemas a los que se enfrentan en la actualidad los pueblos indígenas que habitan el planeta: vulneración de derechos humanos, medio ambiente, acaparamiento de tierras, desarrollo sostenible, acceso a la sanidad y a la educación y un largo etcétera de problemáticas que afectan a millones de personas ancestralmente marginadas y excluidas.
Los pueblos indígenas, 476 millones de personas repartidas en 90 países del mundo, constituyen el 6,2% de la población mundial. Y, según diversas fuentes nacer indígena supone tener tres veces más probabilidades de vivir en la pobreza extrema «y, eso, a pesar de los avances y de las muchas mejoras obtenidas en los últimos años en cuanto al acceso a muchos servicios básicos (sanidad, agua y saneamiento) y de educación, especialmente la primaria”, asegura Fidele Podga, coordinador del departamento de Estudios de Manos Unidas. “Además, en muchas regiones, especialmente en América Latina, se han aprobado marcos jurídicos para reconocer y proteger los derechos de los pueblos indígenas, ha habido una mayor inclusión de la población indígena en la toma de decisiones políticas y planificación del desarrollo”, añade Pogda.
Pueblos indígenas y Covid-19
Sin embargo, a pesar de estos numerosos avances, los pueblos indígenas siguen afrontando grandes desafíos porque no es fácil revertir una situación ancestral de injusticia y vulneraciones. “Lo estamos viendo ahora con la situación de pandemia mundial. Nuestros socios locales, principalmente en América Latina, denuncian que las comunidades indígenas con las que trabajan están experimentando graves deficiencias en cuanto a atención sanitaria, además de las consabidas carencias en cuanto a servicios de saneamiento y de higiene, esenciales para prevenir el contagio de la enfermedad”, explica el coordinador de Estudios de la ONG.
Ruth Chaparro, Subdirectora de FUCAI, socio local de Manos Unidas en Colombia, que lleva años trabajando con las comunidades indígenas del país suramericano, asegura que el coronavirus ha acrecentado la vulnerabilidad de estas poblaciones y su exposición a otras enfermedades. “Ya en otras épocas ha habido epidemias como gripes y viruelas que han acabado con pueblos enteros. Estamos muy preocupados por las condiciones de salud, la desnutrición y la falta de atención sanitaria pronta, oportuna y pertinente, que en muchas zonas de nuestro país (Colombia) siguen siendo inexistentes o insuficientes, así como la ausencia de controles adecuados para proteger a estas comunidades indígenas. Para el gobierno estos pueblos no son una prioridad”, asegura Chaparro.
En este sentido, Manos Unidas ha hecho del apoyo a las comunidades indígenas uno de sus principales objetivos en esta pandemia. Junto a sus socios locales trabaja para evitar el acceso a los territorios indígenas por parte de personas ajenas a las comunidades, al tiempo que se recomienda que estas comunidades obtengan su alimento de sus propios territorios, minimizando en lo posible los que provengan de las ciudades.
Además, la ONG de la Iglesia católica apoya la realización y traducción a lenguas indígenas de materiales de prevención y sensibilización, tanto impresos como para ser emitidos por radio, con el fin de difundir entre la población las medidas básicas de higiene y cuidado frente a la enfermedad así como la elaboración de mensajes para ser compartidos por WhatsApp e internet.
Desde el inicio de la pandemia de coronavirus, Manos Unidas ha aprobado 13 acciones de emergencia, por importe de 300.000 euros, destinadas, específicamente, a apoyar a la población indígena de América, Asia y Africa.
Ejemplo de trabajo en Bolivia
Lenny Rodríguez, miembro de APCOB, (Apoyo Para el Campesino-indígena del Oriente Boliviano), socio local de Manos Unidas en Bolivia, asegura que, ante la falta de información oficial sobre la situación de las comunidades y población indígena, “la sociedad civil y las organizaciones indígenas a nivel territorial optaron por construir y consolidar redes de comunicación para visibilizar la dramática situación de sus territorios”.
Según Rodríguez, la asistencia social y alimentaria por parte del gobierno durante la cuarentena ha sido “mínima” por lo que diversas instituciones y organizaciones como APCOB han tenido que movilizarse para conseguir fondos y “brindar apoyo con alimentos y productos sanitarios y de higiene destinados, específicamente, a la población indígena y afro-boliviana”, explica.
La necesidad de que la información sobre la enfermedad y las medidas de prevención llegara de manera “eficaz” a la población indígena, “nos ha llevado a elaborar videos cortos que incluyen elementos visuales de las culturas indígenas y que se han hecho en español, guaraní y bésiro”, explica Lenny Rodríguez.
Uno de los proyectos que lleva a cabo APCOB junto con Manos Unidas se localiza en el área urbana y periurbana de Santa Cruz de la Sierra, en el departamento de Santa Cruz y tiene como objetivo la formación en derechos y salud a jóvenes y adolescentes indígenas y afro-bolivianos, que representan el 54.4% de la población de la zona.
“Estos jóvenes –asegura Rodríguez- sufren exclusión cultural por ser indígenas, exclusión de clase por ser pobres y exclusión generacional por ser jóvenes; y, si son mujeres, hay que añadir la exclusión de género”.