La llegada de Miguel Ángel Ramírez al banquillo del Real Zaragoza se ha convertido en uno de los temas más comentados en el entorno blanquillo. En su primera rueda de prensa, el técnico canario transmitió entusiasmo y responsabilidad, consciente de que asume un “reto gigantesco”, pero también convencido de que el equipo “está a tiempo de absolutamente todo” en una Segunda División “muy larga”.
Ramírez expresó repetidamente su admiración por el club y por su afición: “Estoy muy feliz de estar en este club, un club gigante, con una historia de éxito, títulos y una afición fiel, a pesar de las dificultades”. Esas dificultades no son pocas: tras varios años en Segunda, el Real Zaragoza ha visto desfilar a numerosos entrenadores sin lograr el ansiado ascenso. Sin embargo, el nuevo míster no se arruga ante las estadísticas ni la presión: “Me gustan los retos complicados, que me van a hacer mejor entrenador y me dan la posibilidad de ayudar a devolver al Real Zaragoza a donde creo que merece estar”.
Cuestionado sobre la plantilla, reconoció ver un bloque con “mucho margen de mejora”. Una de sus intenciones principales pasa por reforzar lo que el equipo ya hace bien —especialmente su capacidad de atacar con espacios y transiciones rápidas— y, a la vez, dotarlo de la regularidad que demanda una competición tan exigente. “Necesitamos ser capaces de repetir las cosas que hacemos bien durante más tiempo en los partidos”, insistió, apuntando que la consistencia será una de las claves para reducir la distancia entre la mejor y la peor versión del Zaragoza en cada encuentro.
Lejos de imponer sistemas cerrados, Ramírez reivindicó una idea flexible de su trabajo: “No está mi modelo o mi sistema por encima de todo. Llegué en enero, tengo una plantilla y tengo que ayudarla a competir mejor”, dijo el canario, recordando que su experiencia previa en otros clubes —donde a veces adaptó planteamientos— le sirve para entender que cada entorno y cada grupo de jugadores exigen soluciones distintas. De ahí que no se case con un esquema fijo, sino que busque lo más idóneo para estos futbolistas.
También se refirió a la fuerza mental del vestuario. “Les he visto muy bien y con mucha gana. Hoy hemos bromeado con algunos que me ganaron en mi etapa anterior, a otros les gané yo. Hay buen ambiente y, sobre todo, deseo de mejorar”, confesó. Su plan inmediato pasa por ir hablando con cada uno, reforzar la confianza en los entrenamientos y, lo más importante, trabajar para “merecer ganar el fin de semana”.
Miguel Ángel Ramírez aterriza con un discurso ambicioso, pero no triunfalista sabiendo que la Segunda División es una carrera de fondo, y apela a la perseverancia diaria: “Esto va de ir temprano a la Ciudad Deportiva y trabajar mucho”. Ahora falta saber si el mercado de invierno acompañará los ánimos.