Un centenar de aragoneses junto al arzobispo de Zaragoza participan en Madrid en el congreso de laicos ‘Pueblo De Dios en salida’.

0

erca de cien personas de las seis diócesis aragonesas, con el arzobispo D. Vicente Jiménez a la cabeza, participan desde este viernes en Madrid –y hasta el domingo– en el congreso de laicos ‘Pueblo de Dios en salida’, que busca hacer realidad el “sueño misionero” de la Iglesia en España para acompañar a todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo en sus anhelos y necesidades, en su camino hacia una vida más plena.

“Es un canto a la alegría del Evangelio, a la vocación y a la misión del laicado, porque los laicos son miembros de la Iglesia por su propia naturaleza bautismal, no por descarte”, ha explicado el arzobispo de Zaragoza, convencido del enriquecimiento que aportan los cristianos a la sociedad aragonesa: “Los laicos en Aragón están llamados a construir una sociedad más humana, más justa y más solidaria, en la familia, en la cultura, en la economía, en la cultura, en definitiva, en todo el tejido social”.

Durante el encuentro, al que asisten también el prelado de Barbastro-Monzón, D. Ángel Pérez Pueyo, y el obispo de Tarazona, D. Eusebio Hernández Sola, se está trabajando por grupos en torno a cuatro áreas: primer anuncio, acompañamiento, procesos formativos y compromiso público, con el objetivo de definir propuestas concretas y líneas de actuación que dinamicen el laicado en las diócesis.

Compartir el amor de Dios

“Este congreso nos recuerda la importancia de caminar juntos en una misma dirección, para compartir cada día el amor de Dios, en nuestro trabajo, en la familia, en el bar, en la fábrica, con los amigos”, apunta la catequista de Tarazona Azucena Marín. Y es que, como subraya Javier Sanz, uno de los delegados aragoneses de Apostolado Seglar, “los laicos no son los «ayudantes» de los sacerdotes, sino que han recibido una vocación propia y específica para crecer en santidad”.

“Ser laico no es ser un cristiano de «segunda» –recalca Sanz–, sino que es vivir la vocación a la santidad, siendo sal de la tierra y luz del mundo”. Una misión difícil en este momento de la historia, admite el agricultor y padre de familia Juan Ángel Vera, consciente de la necesidad de trasladar un mensaje positivo y de servicio, descubriendo los signos de la presencia de Dios que hay en la vida cotidiana.

Mensaje del papa Francisco

Ante las más de 2.000 personas de las 70 diócesis españolas que participan en el congreso, con la presencia del presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), D. Ricardo Blázquez, el nuncio en España, monseñor Bernardito Auza ha leído un mensaje del papa Francisco en el que invita “a vivir la fe, no de forma individual ni aislada, sino en comunidad, como pueblo amado y querido por Dios”.Asimismo, el Santo Padre asegura que “el mandato misionero es siempre actual y vuelve a nosotros con fuerza para hacer resonar la voz siempre nueva del Evangelio en este mundo en el que vivimos, particularmente en esta vieja Europa, en la que la Buena Noticia se ve sofocada por tantas voces de muerte y desesperación”.

Ante esta realidad, concluye Francisco, no se debe tener miedo “de patear las calles, de entrar en cada rincón de la sociedad, de llegar hasta los límites de la ciudad, de tocar las heridas de nuestra gente. Esta es la Iglesia de Dios, que se arremanga para salir al encuentro del otro”.