Santo Domingo puede y debe ser un punto de inflexión para el Real Zaragoza. El baile de piezas y la puesta en escena del equipo en la segunda parte allanaron el camino hacia la primera victoria y desvelaron algunas pistas sobre el futuro más próximo del conjunto de Juan Ignacio Martínez.
Tras 45 minutos esperpénticos, el entrenador alicantino movió ficha y puso en jaque a Anquela desde el tablero. La salida de Petrovic supuso la disolución del ineficaz trivote planteado de inicio y un verdadero alivio para Alberto Zapater e Íñigo Eguaras, desdibujados durante la primera parte por el difícil encaje del serbio.
Con Nano Mesa y Borja Sainz en el verde, JIM desencadenó a Narváez centrando su posición por detrás de Álvaro, otorgando al colombiano libertad para salir por cualquier frente: el 4-1-4-1 derivó en un 4-2-3-1 (4-4-2 en fase defensiva) y el Real Zaragoza aumentó su presencia en campo contrario exponencialmente.
Como de costumbre, la mejoría del equipo llegó de la mano de una gran versión de Eguaras. El navarro, tan criticado como necesario en la sala de maquinas blanquilla, mezcló a la perfección con un rejuvenecido Alberto Zapater y juntos, además de fabricar el primer gol, asumieron la manija del encuentro y condujeron al Zaragoza hasta los 3 puntos.
La entrada de Valentin Vada al terreno de juego también fue una de las notas positivas de la tarde. Oportunista en la acción del segundo gol, el argentino dejó detalles de calidad desde la mediapunta y se mostró activo con y sin balón. Además, su irrupción en el equipo permitió desplazar a Narváez a la posición más demandada por la parroquia blanquilla: la de delantero centro. Circunstancial o no, las posibilidades de éxito crecen conforme el cafetero se encuentra más cerca del arco rival.
En definitiva, más allá del primer triunfo, el Real Zaragoza pudo encontrar en Alcorcón la línea a seguir de cara a las próximas jornadas. Mientras Álvaro y Borja siguen sin encontrar su sitio, un dinámico Nano y Vada opositan para ser de la partida el siguiente encuentro. La pelota está ahora en el tejado del míster, pero la entrada de «los nuevos» y la ruptura con el 4-1-4-1 como formación base -sustituida por el 4-2-3-1- parecen cuestión de tiempo.
