El Real Zaragoza encajó un severo castigo en su visita al Estadio de los Juegos Mediterráneos, cayendo por 4-1 ante la UD Almería en un partido en el que los errores defensivos y la falta de contundencia condenaron al equipo de Miguel Ángel Ramírez. Pese a un esperanzador inicio, el conjunto aragonés se vio superado por un rival que aprovechó sus ocasiones y mostró una pegada demoledora.
Un arranque cuesta arriba
El partido comenzó con malas noticias para el Zaragoza. Apenas en el minuto 6, el Almería ya había encontrado el camino al gol tras una acción a balón parado en la que Edgar González aprovechó un rechace en el área para adelantar a los locales. No habían pasado ni diez minutos y el conjunto andaluz ya mostraba su dominio.
Los de Ramírez intentaron reaccionar, pero las imprecisiones les pasaron factura. En el minuto 16, Luis Suárez amplió la ventaja con un potente disparo desde fuera del área que sorprendió a Femenías. La situación se agravó en el minuto 25, cuando un infortunado autogol de Edgar González dejó el marcador en un contundente 3-0 que parecía sentenciar el choque antes del descanso.
Sin embargo, el Real Zaragoza logró un pequeño respiro al filo del entretiempo. Dani Gómez recortó distancias en el minuto 45, dando una mínima esperanza de remontada para la segunda parte.
Un espejismo de reacción y la debacle final
Tras el descanso, los blanquillos intentaron cambiar la dinámica con varias sustituciones, pero la reacción se quedó en un intento tibio. Mientras el Zaragoza trataba de asentarse, el Almería sentenció el partido en el minuto 53 con un gol de Marc Pubill, que remató en el área sin oposición tras una falta lateral.
El encuentro entró en una fase de descontrol, donde el Zaragoza buscó recortar diferencias, pero sin ideas claras en ataque y con una defensa demasiado expuesta. Para colmo, en el minuto 80, Samed Bazdar vio la tarjeta roja directa, dejando al equipo con uno menos en los últimos minutos.
Una derrota que deja tocado al Zaragoza
El pitido final confirmó la dura derrota (4-1) y dejó al Zaragoza con muchas dudas de cara a los próximos compromisos. La falta de solidez defensiva, la fragilidad en los momentos clave y la escasa contundencia en ataque son problemas que el equipo deberá corregir con urgencia si quiere cambiar su rumbo en la competición aunque todo apunta a que no será con MAR como entrenador.