¿ASTRA-ASTRA O ASTRA-PFIZER?

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Daba la impresión de que estábamos iniciando un periodo de relativa calma: el estado de alarma había cesado y con él, los toques de queda y perímetros en la mayor parte de las zonas de nuestro país; el número de infectados comenzaba a consolidar una baja progresiva; y las UCIS de todos los hospitales de España emprendían una descongestión en lo relativo a ingresos por covid.

Ante semejante plantel, muchos pensábamos que sí, ahora sí que pudiera ser que estuviéramos al inicio del final de la pandemia y que toda la colección de bandazos (según RAE “Cambio brusco, imprevisto y completo en la orientación o la dirección del algo”), acumulados por el Gobierno de España a lo largo del desarrollo de su estrategia anti covid, hubiera llegado a su fin.

Quedaba un fleco.

Todos habíamos oído hablar de un estudio que se estaba realizando en el Instituto de Salud  Carlos III, a fin de comprobar sí era recomendable la administración de una segunda dosis de Pfizer, tras una primera de AstraZeneca. Dicho estudio había sido encargado por el Ministerio de Sanidad, esto es, por la Ministra de Sanidad, Licenciada en Derecho, aconsejada, por supuesto, por el “comité de expertos”.

La Organización Mundial de la Salud, la Agencia Europea del Medicamento, la Agencia Española del Medicamento, las distintas agencias internacionales y sociedades médicas y científicas, alcanzaron una posición unánime con respecto a la NO aplicación de una mezcla de dosis de vacunas anti covid.

The Lancet publicó el 13 de mayo de 2021 que: “mezclar dos dosis de diferentes vacunas puede provocar más reacciones

La solidez de todas las fuentes citadas no fue suficiente para la Ministra de Sanidad, Licenciada en Derecho, que tenía planificada otra estrategia para España,  consistente en administrar una segunda dosis de Pfizer a aquellos menores de 60 años que hubieran recibido una primera dosis de AstraZeneca.

A la vista de que no había estudio, informe o protocolo alguno que pudiera sustentar su estrategia, optó por encargarlo.

Dicho estudio, denominado CombiVacs, consistente en una muestra de 600 personas,  nunca fue avalado por investigadores, médicos o científicos.

Ahora sí, ahora la Ministra ya podía imponer su criterio, para lo cual presentó la posibilidad de que aquellos menores de 60 años que hubieran sido inoculados con primera dosis de AstraZeneca, pudieran obtener una segunda de Pfizer o una segunda de Astra siempre que se cumplimentara un consentimiento informado. Lo dejó bien claro, por tierra, mar y aire.

Toda la comunidad médica y científica se llevó las manos a la cabeza ante la decisión política y no dudaron en aclarar a toda la población española que no, que no había que mezclar vacunas.

Como resultado: unas largas filas de personas que prefieren ser administradas por AstraZeneca en lugar de Pfizer como segunda dosis tras haber recibido la primera de Astra.

Y como reacción de la Ministra a esta actuación de la población: un rebote de medidas épicas invocando la falta de lealtad por parte de las Comunidades Autónomas, que son lerdas y no entienden lo que se les ordena, y se han tomado la libertad de contravenir su deseo que era el de poner Pfizer sí o sí, a todos los vacunados menores de 60 años con una primera dosis de AstraZeneca.

Señores, menos mal que tenemos un enorme nivel en nuestro médicos, científicos e investigadores, lo cual es indiscutible, pues muchos de ellos ocupan puestos de primer nivel en instituciones de gran prestigio internacional; y menos mal que tenemos una población que piensa, deduce y aplica de forma independiente, el sentido común, ausente en la Ministra de Sanidad, Licenciada en Derecho.

Marta Lázaro Oliván –  Abogada