Sinceramente, me cuesta entender lo que sucede en el seno del zaragocismo. No recuerdo una polarización tan extrema entre la afición del mejor club del planeta fútbol.
Un sector del zaragocismo se postula favorable -a ultranza- de Lalo Arantegui. De sus usos, decisiones y formas. Otro sector se postula anti-director deportivo. No aceptan ninguna de sus decisiones como válidas.
La virulencia de los dos discursos sorprende. Todo el mundo se dedica a repartir carnets de zaragocista. Mal asunto.
Este Real Zaragoza 20-21 no lo va a tener sencillo. Viene de vivir una experiencia traumática con el desenlace del curso pasado. Viene de 7 años en segunda. Va a disfrutar de casi dos millones de euros menos, de límite salarial, que el curso anterior…
Se ha tomado una decisión en el seno del club que no puede dejar indiferente a nadie. Se ha apostado por cambiar la propuesta futbolística. Se ha pasado de la actitud atacante de Víctor a la más defensiva de Baraja. Otros conceptos… y tan válidos son los primeros como los segundos.
En este ejercicio de dificultades máximas, solo se podrá aspirar al éxito desde la unión de todo el zaragocismo, aparcando fobias y filias; dejando atrás rencores y posturas viscerales.
El Real Zaragoza -siempre se ha dicho- será lo que quiera su gente. Unidos bajo el mismo escudo, apasionados defensores de la camiseta del león, solo nos queda mirar hacia delante. No nos equivoquemos. Volver a primera solo lo haremos juntos. Dejemos las diferencias a un lado. Hay demasiado en juego ¿No creen?