JIM no se toca

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Los números del Real Zaragoza son los que son. No vamos a engañarnos. 9 puntos en 9 partidos es un bagaje pobre e insuficiente. Tanto, que los hay quienes ya piden responsabilidades amagando con poner a Juan Ignacio Martínez en el centro de la diana. Y por ahí no. JIM no se toca.

No se toca, porque -aunque el fútbol es presente- no hay que olvidar que fue el único entrenador con el valor y la capacidad de curar a un león herido de muerte la pasada temporada. No se toca, porque destila honestidad, compromiso, sinceridad y profesionalidad.

No se toca, porque ha configurado un bloque compacto y competitivo pese a que los resultados no estén acompañando: el Real Zaragoza es el equipo menos goleado, al que menos le rematan, uno de los más dominadores con balón de la categoría, el segundo que más peligro genera y también el segundo que más dispara. La losa del gol es muy pesada.

Y no se toca, porque JIM no hace milagros. Los recursos son los que son, y la falta de calidad en ataque es difícil de maquillar. Quizá habría que mirar más arriba. Por ejemplo, a una dirección deportiva incapaz de solucionar el principal problema de la plantilla en hasta dos ventanas de fichajes. ¿Por qué nadie habla de Miguel Torrecilla? ¿Qué méritos ha hecho para encontrarse asentado en su cargo?

El caos institucional durante medio verano juega a su favor: varias primeras opciones se escaparon por la incertidumbre y el bloqueo en el cual estuvo sumido el club mientras duraba la película -de mal gusto- de Spain Football Capital. Tan cierto es eso como que el mercado de Segunda no se movió en demasía hasta bien adentrado el mes de julio (Fran Gámez firmó el día 15). Opciones en el mercado quedaron hasta última hora.

«Poco se puede hacer sin dinero». Cierto también, pero sin embargo no hubo problemas para desembolsar 500K en la ficha de Petrovic. Si encima de tener poco, no se invierte bien, el resultado es el que es. Y el resultado es que ningún jugador de los llegados este verano -salvo Gámez y quizá Vada- está siendo importante en este Real Zaragoza. Si pensamos en un once «de gala», encontramos que 8 o 9 futbolistas ya formaban parte de la plantilla al inicio del pasado curso. ¿Fondo de armario? Hay más, es indudable. Ahora bien… ¿Es efectivo?

A Torrecilla le sostiene JIM. Y flaco favor se hace este último vinculando su futuro al del director deportivo. Compartiendo aquello de que buena parte de los recursos económicos tendrían que haber ido al frente de ataque, me surgen más preguntas… ¿Por qué se ficha a Petrovic cuando se demanda rendimiento inmediato (lleva ya tres meses y físicamente no da, por decirlo suave)? ¿Por qué se pasa de un perfil como Doukouré al serbio? ¿Hemos vuelto a la política de cesiones de medianías? Y las más importante… ¿Quién debe fichar en el mercado de invierno?

Con el salmantino a 6 meses de acabar su contrato y recibiendo tentaciones desde Rusia, el balón vuelve a estar en el tejado de nuestro director general. Su nombre es Luis Carlos Cuartero y fue futbolista del Real Zaragoza. Lo recuerdo por si alguno no termina de ponerle cara, normal después de 9 años sin comparecer públicamente, algo inédito en el fútbol profesional. También estaría bien conocer cuáles son sus funciones dentro del club… Será que exigimos demasiado y debemos ser más comprensivos con la actual propiedad. Así lo ve el «presidente» Christian Lapetra. Tocará seguir celebrando entonces las 3 promociones de ascenso jugadas en los últimos 8 años. Están la Recopa, las 6 Copas del Rey y los 3 play-offs de la Fundación. ¿Autocrítica en qué?

En definitiva, muchas torres deberían caer antes que Juan Ignacio Martínez. Muchas, por no decir todas, pero ya sabemos cuál es la manera de proceder de los de arriba. Es el eslabón más débil y si la situación sigue invitando a la crítica, irán a por él a degüello. No tengan ninguna duda. Eso sí, ya no podrán seguir escondiéndose: la afición tiene claro quienes son los responsables de que cada año seamos más pequeños.

Si tanto quieren al Real Zaragoza, den un paso al lado y dejen entrar a gente capaz.