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sábado, noviembre 23, 2024
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Localizada una arboleda de tejos centenarios en el macizo de Canciás

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Los Agentes de Protección de la Naturaleza del Gobierno de Aragón se encuentran prospectando zonas de monte y de sierra para localizar nuevos árboles y bosquetes que pudieran entrar a formar parte del Catálogo de Árboles y Arboledas Singulares de Aragón. Recientemente, y cuando trataban de localizar y de georeferenciar un viejo ejemplar de tejo o “taxo” visualizado 18 años antes en la cara sur del macizo prepirenaico de la Sierra de Canciás, descubrieron la existencia de una arboleda dispersa de esta especie. El conjunto cuenta con más de diez tejos centenarios de grandes dimensiones –de más de 2 m de perímetro-, dispersos entre bojes o pinos, en un terreno alto y en una ladera muy pedregosa.

Entre los ejemplares de tejo hallados existe un individuo notable, de 6.10 metros de perímetro en su tronco, todavía mayor que uno de los tejos del barranco de Crapera -en el valle de Bujaruelo- para los que el Gobierno de Aragón tiene intención de declarar una Arboleda Singular. Este nuevo ejemplar, del que no se tenía constancia hasta la fecha, se convierte así en el tejo más grande de Aragón, hasta ahora conocido, y que aunque se halla en una especie de “montes de suertes” de propiedad particular, la Dirección General de Medio Natural no descarta iniciar en breve la declaración de este ejemplar y de los otros que le rodean como una “Arboleda Singular” de Aragón, para tratar de garantizar su adecuada conservación y protección.

El tejo, un árbol de crecimiento muy lento

El tejo, tacho, taxo o teix (Taxus baccata) está considerado en el mundo científico como uno de los árboles más longevos de Europa, si bien no es un árbol espectacular en altura: por lo general no rebasa los 15 metros, y su copa presenta forma cónica debido a la existencia de un gran número de ramas que crecen en todas las direcciones.

Uno de los aspectos más llamativos del tejo es su alta toxicidad. Todas sus partes, excepto el fruto –un llamativo arilo rojo y carnoso-, resultan ser altamente venenosas. Las raíces, el tronco, la corteza, las semillas, las flores o las ramas poseen un alcaloide llamado “taxina”. El uso de sus hojas y semillas para envenenamientos se conoce desde bien antiguo, pues dicen que las tribus celtas preferían suicidarse ingiriendo tejo antes que rendirse ante el enemigo.

El tejo ha sido también conocido y, en este caso muy apreciado, por su dura madera de color carmesí, y por la dificultad que tiene para pudrirse en contacto con el agua.

En la provincia de Huesca este árbol de hoja perenne se distribuye por zonas del Alto Pirineo y Prepirineo, faltando en la Tierra Baja y los Somontanos. La conífera repartida por casi toda la Península Ibérica y buena parte de Europa, aparece de forma dispersa en ambientes húmedos –barrancos, claros forestales de haya abeto y pinar-, en grietas de lapiaces, así como al pie de roquedos, tolerando incluso la caída de piedras. Le gustan las pendientes frescas y sombrías, y muestra preferencia por los suelos calizos.

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