Cada año, Aragón registra más de 3.000 casos de ictus, siendo la primera causa de muerte en mujeres y la tercera en hombres. Esta patología afecta a miles de personas, y más de 6.000 aragoneses viven con secuelas que limitan su vida. Con motivo del Día Mundial del Ictus el 29 de octubre, la Asociación Ictus de Aragón (AIDA) y la Sociedad Aragonesa de Neurología (SARAN) han organizado diversos eventos para concienciar sobre esta enfermedad.
Bajo el lema «La realidad del ictus: vivir y convivir con alteraciones de la deglución y comunicación», AIDA busca visibilizar las dificultades en el lenguaje y la deglución que enfrentan los afectados, secuelas “invisibles” pero críticas. Marta Mañeru, logopeda de AIDA, destacó que el ictus puede provocar afasia y otras dificultades comunicativas, afectando la interacción social y provocando aislamiento. “El trabajo del logopeda es esencial para recuperar habilidades comunicativas y mejorar la calidad de vida de los pacientes”, enfatizó.
El tratamiento del ictus en Aragón incluye unidades especializadas en hospitales, como la de Neurología Vascular del Hospital Miguel Servet, que han reducido la mortalidad en un 30%. También, el programa Código Ictus permite una respuesta rápida a los síntomas, como debilidad en brazos, alteraciones en el lenguaje o pérdida de visión, clave para salvar tejido cerebral y mejorar la recuperación. Elena Muñoz, presidenta de SARAN, destacó la importancia de una atención ágil, recomendando llamar al 061 o acudir a Urgencias ante los primeros signos.
Para prevenir el ictus, Javier Marta, jefe de Neurología Vascular del Servet, recordó que controlar la hipertensión y evitar el tabaco puede reducir el riesgo hasta en un 80%. Los problemas vasculares y el Alzheimer son las dos principales causas de demencia, y la prevención es fundamental en edades medias, entre 45 y 55 años.
El 31 de octubre, en el Patio de la Infanta de Fundación Ibercaja, tendrá lugar el evento central, con ponencias y testimonios de pacientes, y la entrega del premio “Cerebro de Oro” a los médicos rehabilitadores Ana Coarasa y Alfredo Blasco.