Catarroja, una localidad de la Huerta Sur de Valencia con poco más de 30.000 habitantes, comienza a recuperar su pulso cotidiano tras la devastación provocada por la DANA del pasado 29 de octubre. Las calles, plazas y comercios muestran signos claros de recuperación, aunque el camino hacia la normalidad aún no ha terminado.
La vida vuelve poco a poco a esta localidad valenciana, marcada por la fuerza con la que el barranco del Poyo se desbordó hace un mes. Las terrazas de los bares ya reciben clientes, los comercios han reabierto sus puertas y las escuelas vuelven a la rutina diaria con la presencia de estudiantes. Incluso las administraciones de lotería, una tradición tan arraigada en esta época del año, han retomado su actividad.
Sin embargo, el impacto de la catástrofe sigue presente. Aragón, una de las comunidades que más apoyó a Catarroja tras la tragedia, mantiene un contingente reducido pero constante en el municipio. Durante las primeras semanas, llegaron a desplegar hasta 300 efectivos de diversas instituciones, incluyendo bomberos, policías locales y técnicos del 112. Actualmente, cerca de un centenar de trabajadores y voluntarios continúan ayudando con las tareas de limpieza año.
El foco de los operativos ha cambiado. Ya no se trata de retirar barro, coches o enseres destruidos, sino de tareas más específicas como el baldeo de calles, que están cada vez más limpias y transitables.El esfuerzo conjunto de administraciones, voluntarios y vecinos ha sido fundamental en este proceso. Mientras las autoridades locales y regionales ajustan los operativos según las necesidades actuales, la comunidad avanza hacia una normalidad que parecía lejana hace apenas unas semanas. Catarroja sigue de pie, con esperanza y firmeza, mirando hacia el futuro.
