El Casademont Zaragoza afronta este miércoles uno de los encuentros más trascendentales de la temporada: la vuelta de los cuartos de final de la FIBA Europe Cup ante el Cholet Basket. Con la eliminatoria en el aire, los de Porfirio Fisac viajarán a una cancha hostil con la misión de sellar su pase a semifinales en un partido donde el aspecto mental será tan determinante como el baloncestístico.
Controlar el ritmo, clave para frenar a Cholet
Fisac destacó en la rueda de prensa previa la importancia de imponer su propio ritmo de juego y no permitir que el equipo francés se sienta cómodo en su pista. «Es una cancha pequeña y caliente, donde el público va a apretar al máximo porque saben que es una final. No hay un partido después de este», advirtió.
El técnico insistió en la necesidad de ajustar la defensa para evitar que Cholet imponga su velocidad. «Debemos ser capaces de retrasar su juego todo lo posible y no concederles canastas fáciles», afirmó, consciente de la intensidad con la que el rival afrontará el duelo.
El factor mental y la importancia del tiro exterior
Además del control del ritmo, Fisac subrayó la gestión emocional como un factor decisivo. «Los nervios estarán ahí porque ambos equipos saben que se juegan la clasificación. Tenemos que llegar al último cuarto con opciones y ver quién tiene más templanza», señaló.
Otro aspecto clave será el acierto exterior. Casademont viene de firmar un gran porcentaje en triples en su último partido, y mantener esa efectividad será fundamental. «Nuestro equipo tiene virtudes y defectos. Nos gustaría ser más sólidos físicamente, pero nuestra capacidad de tiro es una de nuestras fortalezas y puede marcar la diferencia», explicó.
Bajas y rotación en el juego interior
El equipo no podrá contar con Tomás Gielo, quien sufrió un pinchazo en el gemelo y no viajará. Además, el estado de Dusan Ristic, que arrastra molestias en la mano, sigue siendo una incógnita. «Le falta confianza en su tiro tras la lesión, pero confío plenamente en él», aseguró Fisac.
Respecto a Nate Watson, el técnico reconoció que aún está en proceso de adaptación. «Tiene ganas y actitud, pero necesita encontrar su espacio en el equipo», comentó.
Un partido que marca el futuro
Fisac no tiene dudas de la importancia del encuentro: «Este partido es una final. Vamos a ir a por ella con ambición y sin miedo a perder». Con el objetivo de la permanencia en la ACB como prioridad, el entrenador no esconde su ilusión por seguir avanzando en Europa.
Casademont Zaragoza se enfrenta a una prueba de fuego en Francia. La lucha por un puesto en semifinales pasa por la capacidad del equipo para resistir la presión y ejecutar su plan de juego con precisión. El reto es mayúsculo, pero la oportunidad, histórica.