Víctor Fernández: «El 2020 fue devastador para mí… Cuando nos llaman, me entra mucho respeto porque es el Zaragoza, pero aquí estoy»

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Fotografía: Real Zaragoza

Víctor Fernández ha comparecido en rueda de prensa en lo que ha sido su presentación como técnico del Real Zaragoza en su cuarta etapa en el club aragonés. El míster se ha mostrado tremendamente emocionado y, hasta en dos ocasiones, ha tenido que abandonar la sala de prensa al romperse en directo mientras recordaba los motivos de su llegada, su primer entrenamiento con el equipo y el cuerpo técnico con el que afrontaba este nuevo reto. Así comenzaba su comparecencia: «Cuando llego a la Ciudad Deportiva a las 08:30-09:00 me notaba raro. Entro en el vestuario y me encuentro nervioso… casi no podía hablar. Espero no hacer el ridículo al hablar con vosotros…», en ese momento, Víctor abandonaba la rueda de prensa.

Volvía con más energía, aunque de nuevo habría otro momento en el que el entrenador zaragocista no podría continuar. Aún así, explicaba cómo habían sido sus primeros instantes como nuevo técnico del Real Zaragoza: «Lo importante no soy yo. En el vestuario únicamente me he puesto nervioso y le he dicho a los jugadores que después de haber dirigido más de 600 partidos en Primera, que entre ante ellos y me ponga nervioso, es lo que menos me podía imaginar. Mi reacción ahora ha sido mucho más fuerte aquí, pero antes he estado firme e intentando ser líder con los jugadores. Si vengo como tercer entrenador significa que las cosas no estaban saliendo bien. Estamos en un estado de peligro, nos obliga a estar en un estado de máxima alerta, no se están cumpliendo los objetivos y les he pedido a los jugadores que sean responsables, maduros… Hay una amenaza encima de nosotros bastante peligrosa, tenemos que ser conscientes de esta amenaza. Tenemos que tener capacidad de autocrítica para enderezar esto, que no le estamos dando absolutamente nada a la afición y yo llego aquí no como un salvador, sino como uno más desde la humildad”.

Por otro lado, también ha transmitido los motivos por los que llega a La Romareda, en su cuarta etapa, a pesar de que la vuelta a los banquillos no era algo que tuviese ‘entre ceja y ceja’: «Yo vivía muy bien, tengo una vida cómoda, fácil y soy feliz, y esto me mete en otro mundo. Pero también me he dado cuenta de que al ponerme nervioso estamos vivos, hay fuego. Yo les voy a ayudar intentando darles las herramientas adecuadas, y los grandes protagonistas van a ser siempre ellos. Yo les ayudaré colocándoles en su sitio, con una propuesta que se corresponde con el nivel de la plantilla, con lo que la afición está acostumbrada a ver y recibir en La Romareda, y eso van a ser las pautas. Tengo mucha ilusión y energía”. A lo que añadía, además, aquel recuerdo pre-pandemia donde el equipo se mostraba como claro aspirante al ascenso: «Tenía una vida muy fácil, muy cómoda y alegre… no pensaba como un objetivo inmediato entrar al Real Zaragoza. En el 2020 fue devastador para mí, me aniquiló totalmente como entrenador y persona, me dejó vacío de todo, estuve inmerso en una soledad infinita de dolor y tristeza, y nunca me había planteado si ya entrenaría. No me planteaba entrenar ni tampoco lo sabía. Cuando Raúl y Juan Carlos nos llaman, me entra mucho respeto, porque no sé cómo estaba de energía y porque es el Zaragoza, pero aquí estoy”.

La segunda vez que rompía a llorar, visiblemente emocionado, tendría lugar cuando hacía referencia al cuerpo técnico que le acompañará en esta nueva andadura: «Me decían que tenía que coger al equipo porque no era necesario una heroicidad. La otra vez fue jodido, entonces, con el aprendizaje anterior, lo tenemos que conseguir sí o sí y vamos a dar alegrías. Os decía lo del equipo porque en él me veo reflejado yo con mucha gente, son gente que se quieren comer el mundo…». Por último, también cabe reseñar que el propio Víctor ha dado unas pinceladas de lo que va a querer de su equipo en la recta final de temporada, vinculado, como siempre, a unas ideas muy claras que ya se han visto con él en el Municipal: “Lo primero, poner a los jugadores en aquel espacio que ellos puedan mostrar sus mejores condiciones, hasta su techo. Después de salirte los once mejores, tienes que ubicarlos de forma que sea un espacio natural para ellos. Adaptar el sistema o el dibujo que corresponda a esas cualidades, habrá muy poca gente o uno como máximo que esté sacrificado a nivel táctico y que no pueda mostrar el 100% de lo que tiene. Y en tercer lugar, la propuesta, no va a ser diferente, soy como soy y le reclamaré al equipo lo que le reclamaría como aficionado. Como siempre han jugado mis equipos, tendremos que proponer, llevar la iniciativa… todo va a girar alrededor del balón, y a partir de ahí organizarnos ofensiva y defensivamente. Yo creo que tengo mucha energía, pero no lo sé, y ante esa duda, me he rodeado de un equipo de trabajo muy fuerte. Lo que les he dicho a los jugadores es que mi aportación tenía que ser muy simple. No quiero demostrar que puedo ser peor o mejor entrenador que otros, ni iba a hacer una exhibición de conocimientos. Cosas sencillas que les sirvan para mejorar. Su reacción ha sido que el entrenamiento ha sido muy bueno, y lo he tenido que cortar con un par de tareas porque los entrenadores querían entrenar más porque estaban muy a gusto. El primer día de entrenamiento si no te ven despierto o activo, es un sinsentido. Esto lo tenían, me lo han demostrado, hemos empezado a trabajar con tareas técnico-tácticas y se han ido muy contentos».